La búsqueda de la armonía de la vida coloca al ser humano en el centro de todo: en comunidad y en comunión respetuosa con la naturaleza. Somos únicos e irrepetibles. Nuestro ser y vivir personales están llamados a aportar a la sociedad, a la historia, lo mejor de cada uno. La historia nos enseña que la gente normal, nosotros, el pueblo, es quien más puede hacer por un progreso real y duradero. Para descubrir que es así, entremos dentro de nosotros mismos, cultivemos valores auténticos y miremos a nuestro alrededor con ojos limpios y esperanzados. Se trata de que nuestra aportación a la comunidad sea positiva. A pie de calle. En lo sencillo de cada día.