Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Dios ama las preguntas

31 de agosto de 2022

Hacerse preguntas es vivir. Encontrar respuestas que sugieren nuevas preguntas es camino de vida. La respuesta, a veces, provoca o sugiere una nueva pregunta. Y así vamos ‘haciendo’ la vida. Nuestras mayores y más profundas convicciones se mantienen vivas y fecundas cuando les preguntamos, nos preguntamos, cómo vivirlas mejor, cómo avanzar con ellas en la vida o si tendremos que cambiarlas.

                Como afirman filósofos, científicos, humanistas, teólogos… el ser humano es la única creatura que pregunta y se pregunta. Si algo define al cerebro humano es la capacidad de hacerse preguntas y explorar. Por eso, quien no se pregunta se convierte en masa amorfa y consumista de lo que ‘le echen’.

                Yo no sé si el calor agobiante de este verano, los terribles y más que abundantes incendios provocados o por accidentes naturales, la sequía, la escasez de agua, las guerras nuevas y viejas-olvidadas, la violencia callejera o intrafamiliar o de género, el covid, la subida de la cesta de la compra… nos han suscitado alguna pregunta sobre nuestra vida, sobre nuestra manera de vivirla, sobre el ambiente que creamos entre todos. Sobre el sentido de nuestra vida, el sentido y dirección que le estamos dando. Por qué criterios o valores nos conducimos.

                El verano, ese tiempo de relax -aunque no para todos- que nos invita más a la fiesta, a trasnochar, a los viajes (en los telediarios parece que todo el mundo viaja), a visitar a familiares y amigos… ya se está acabando. Una buena ocasión para hacernos preguntas es precisamente que, al terminar el verano y las fiestas. reanudamos una vida más ‘normal. Podemos preguntarnos ante la vuelta de la ‘normalidad’ qué hemos aprendido en la etapa que termina, qué debemos cambiar en nuestra vida, en nuestras relaciones, en nuestro modo de vivir la fe, en la familia, en el trabajo, en la amistad…

                Bien. Estas reflexiones me surgieron cuando me encontré con esta frase: DIOS AMA MUCHO LAS PREGUNTAS”. Me alegro que sea de Francisco. Así traigo sus palabras una vez más en mi colaboración en esta página web IGLESIA EN ARAGÓN, dedicada a la vida de las diócesis aragoneses. Para que tengan un rinconcito, de vez en cuando, algunas palabras de Francisco.

Del 31 de julio al 7 de agosto, más de 300 jóvenes italianos y de diversas partes de Europa se reunieron en un campamento juvenil organizado por la Diócesis italiana de Isernia-Venafro, para crear amistades, inspirar, soñar a lo grande.(Vatican News)

El 5 de agosto, tuvieron audiencia privada con el Papa Francisco. Les planteó algunas preguntas fundamentales para la vida: «¿De dónde venimos? ¿Cuál es el origen de todo? ¿Cuál es el sentido de mi existencia? ¿Por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué sufren los pequeños e indefensos?» Preguntas elementales y básicas que nos hacemos muchos y que también son necesarias en los jóvenes de hoy que, dice Francisco, «han nacido en un contexto que se presenta como ‘secularizado’ donde la cultura no está dominada por la dimensión de lo sagrado, sino por las realidades del mundo». Advertencia válida para todos. Además, estas preguntas sobre las ‘realidades del mundo’ también nos pueden llevar a respuestas de dimensión espiritual o religiosa. 

“Dios ama mucho las preguntas”. No es de extrañar: Dios pregunta. Salta a la vista con solo recordar el modo normal de relacionarse Dios y Jesús en la Biblia: desde Adán y Eva (“¿Dónde estás? ¿Quién te informó de que estabas desnudo?” Gen 3,9.11) hasta el momento de la Ascensión por boca de dos hombres de blanco (“Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo?” Hch 1,11), pasando por Moisés, Reyes, Profetas, María, Juan Bautista, los Apóstoles…

Francisco recordó que “Jesús se dirigió un día a los dos primeros que le seguían a orillas del río Jordán con estas palabras: ‘¿Qué buscáis?’ (Jn 1,38)”. “Antes de dar respuestas, Jesús enseña a hacerse una pregunta esencial: ‘¿Qué busco?’ Si uno se hace esta pregunta, es joven, aunque tenga ochenta años. Y si no se la hace es viejo, aunque tenga veinte años”.

Y vino la afirmación central de sus palabras:  «Dios ama mucho las preguntas, porque las respuestas son cerradas; las preguntas son abiertas. Una persona que sólo vive de respuestas es una persona acostumbrada a cerrar, cerrar y cerrar. Una persona que vive de las preguntas es una persona que está acostumbrada a abrir, abrir, abrir».

Si el ser humano no se hubiera hecho preguntas, y si no siquiera haciéndoselas, el mundo no habría avanzado. Si en la Iglesia no nos hacemos preguntas, nos estancamos o seguimos con la cabeza vuelta hacia atrás. Preguntas que le hacemos al Evangelio desde la realidad cambiante de la humanidad. Preguntas que hacemos desde el Evangelio a esa misma realidad. Abren. Quien no pregunta y repite lo de siempre, se ha estancado. Cierran.

Porque “Jesús no es una idea ni una regla moral, sino una persona, un amigo, un compañero de camino”. Afirma Francisco. Y una persona, un amigo, un compañero… pregunta y sugiere. Las ideologías, civiles, políticas o religiosas, no preguntan, se reafirman, se repiten.

Y recordó Francisco la afirmación tan conocida del joven beato Carlo Acutis (1991-2006): “Por favor, no sean fotocopias. Que cada uno sea original”. Fotocopia u original, una pregunta que suscita nuevas respuestas que se abren a nuevas preguntas. Carlo había dicho muchas veces: “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”.

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