“Vamos todos en la misma barca”, afirmó el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, en la homilía de la Misa Crismal que este Martes Santo acogió la Catedral de Barbastro. “Todos estáis representados y cumplís una función específica; tenéis que ser bálsamo para los demás, para que nadie se pierda, porque lo que está en juego es la verdad de Dios”. Con la participación de todos los sacerdotes diocesanos, que renovaron sus promesas sacerdotales, y del obispo emérito, Alfonso Milián, el prelado recordó que los óleos y el Santo Crisma marcan los momentos más importantes de la vida con los sacramentos, “con los que vamos a sentir que hemos sido ungidos, tocados, por la gracia de Dios”.

Ángel Pérez nombró específicamente a los últimos sacerdotes que han llegado a la diócesis altoaragonesa procedentes de Colombia – Héctor, Joaquín, Julián, Luis Parada, Luis Abrahám y Crisanto-, subrayando además la presencia de los monjes de El Pueyo, de los sacerdotes de Torreciudad y de todos los consagrados. A todos ellos, también a los laicos, animó a “tocar juntos de forma armoniosa”. Jóvenes cofrades ofrecieron los óleos destinados a catecúmenos y enfermos, que fueron bendecidos y se usarán el resto del año, así como el Santo Crisma, que fue consagrado. Los tres elementos se distribuyeron posteriormente para llegar a todos los arciprestazgos de la diócesis.