Mañana viernes reabrirá al culto la ermita de San Ramón de Barbastro, tras las obras de rehabilitación y acondicionamiento realizadas este último año. El templo acogerá, a las 20,30 horas, las solemnes vísperas y, a continuación, la eucaristía por los cofrades fallecidos que oficiará el obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo. Despues, la Cofradía de San Ramón del Monte, organizadora de estas actividades, impondrá las medallas a los nuevos cofrades.
Los asistentes comprobarán las mejoras ejecutadas en la ermita y que, en una primera fase desarrollada en 2024, consistieron en la consolidación de los cimientos para solventar las grietas producidas por movimientos del terreno. Además, se comenzó a actuar sobre la cubierta y se dotaron los accesos al templo de rampas y barandillas, mejorando su accesibilidad.
En estas actuaciones se invirtieron 59.914,82 euros, financiadas en el marco del convenio entre el Obispado, la Diputación Provincial de Huesca y el Gobierno de Aragón para el patrimonio religioso. El Obispado aportó otros 10.000 euros para la realización de un estudio geotécnico previo, así como los honorarios profesionales y licencias preceptivas.
A continuación, se ejecutó una segunda fase, recientemente acabada, que ha incluido la finalización de las canaleras, la dotación de un falso techo nuevo, la renovación de la iluminación interior y el pintado, tanto interior como exterior. También se ha actuado en el entorno, que aguarda en las mejores condiciones la llegada de los fieles. Estas actuaciones conllevan una inversión que rondará los 40.000 euros, asumida íntegramente por el Obispado.
A esto se suman otras colaboraciones, como la generosamente realizada por la empresa Armando y Andrés, que ha repintado las figuras del vía crucis del interior del templo, así como los bancos y otros detalles, embelleciendo el resultado final.
Una ermita con cuatro siglos de historia
El obispo Miguel Cercito consagró, el 9 de agosto de 1594, una ermita en el “monte de las forcas” dedicada a san Ramón, segundo obispo de la Diócesis y del que era muy devoto. En 1722 el edificio estaba en ruinas y el Ayuntamiento de la ciudad, con las aportaciones de los vecinos, la reedificó. Las obras duraron seis años y fueron bendecidas en octubre de 1728 por el obispo Carlos Alamán. Pero un siglo después, la situación era muy parecida y el obispo Jaime Fort y Puig animó la nueva construcción, terminada en julio de 1847.
En los años sesenta, las malas condiciones de la ermita animaron al obispo Jaime Flores a edificar una nueva iglesia y construir junto a ella una Casa Diocesana de Espiritualidad, que bendijo el 21 de junio de 1964.