TEMAS: #

León XIV inaugura su pontificado con una llamada a la unidad, el amor y la fraternidad

David López
19 de mayo de 2025

El Papa León XIV ha iniciado solemnemente su ministerio como Obispo de Roma con una celebración eucarística que ha reunido a cardenales, obispos, representantes civiles y diplomáticos, así como a miles de fieles venidos de todos los rincones del mundo, entre ellos numerosos peregrinos que participan en el Jubileo de las Cofradías. En su homilía, marcada por la humildad, la esperanza y la visión pastoral, el nuevo Pontífice ha querido situarse desde el principio como un «hermano que quiere hacerse siervo de la fe y de la alegría» del Pueblo de Dios.

León XIV ha comenzado sus palabras con un recuerdo agradecido y emocionado a su predecesor, el Papa Francisco, cuya reciente muerte, confesó, «llenó de tristeza nuestros corazones». Aludiendo al pasaje evangélico en el que Jesús ve a la multitud «como ovejas sin pastor» (Mt 9,36), ha afirmado que incluso en ese momento de duelo «afrontamos ese momento con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo».

El Papa ha rememorado también el reciente cónclave, en el que, ha asegurado, «el Espíritu Santo ha sabido armonizar los distintos instrumentos musicales, haciendo vibrar las cuerdas de nuestro corazón en una única melodía». En esa unidad espiritual se gestó, explicó, su elección como sucesor de Pedro, una responsabilidad que asume «sin tener ningún mérito» y con el deseo de acompañar al pueblo cristiano «por el camino del amor de Dios».

Amor y unidad: el corazón de la misión

La homilía giró en torno a dos ejes fundamentales: el amor y la unidad, inspirados en el encuentro del Resucitado con Pedro junto al lago de Tiberíades. Allí, recordó el Papa, Jesús no le exige al apóstol otra cosa que amor: «Sólo si has conocido y experimentado el amor de Dios, que nunca falla, podrás apacentar a mis corderos».

Esa es, según León XIV, la esencia del ministerio petrino: «un amor oblativo», que no se impone ni domina, sino que «preside en la caridad». Lejos de cualquier forma de poder mundano, la autoridad del Papa —como la de toda la Iglesia— ha de estar anclada en el servicio, en el caminar compartido y en la comunión. «A Pedro se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos», ha subrayado.

Una Iglesia fraterna y reconciliadora

Mirando al mundo actual, el Papa ha lamentado la persistencia de «demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente». Frente a ello, ha propuesto el modelo de una Iglesia «unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado».

Con un tono firmemente misionero, León XIV ha animado a todos los cristianos a no encerrarse ni sentirse superiores, sino a «ofrecer el amor de Dios a todos», haciendo de la Iglesia un espacio abierto que valore «la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo».

El nuevo Papa ha concluido su homilía con una referencia al pensamiento de León XIII, preguntándose, como él, si no sería posible que, si la caridad prevaleciera en el mundo, «toda lucha acabaría por extinguirse». Y ha formulado una invitación final que resonó con fuerza en la plaza vaticana: «Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros».

Con estas palabras, León XIV ha delineado ya las claves de su pontificado: una Iglesia cimentada en el amor de Dios, unida en la diversidad y abierta al mundo, que camina junto a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para ser luz de esperanza y fermento de fraternidad.

Este artículo se ha leído 246 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas