La capilla de San Joaquín de la Basílica del Pilar vuelve a mostrar toda su riqueza artística y esplendor original después de las obras de restauración integral de la fábrica, elementos ornamentales e iluminación, recuperando así una de las principales capillas del templo con escenas dedicadas a la vida de la Virgen. La recuperación del espacio se realza con la incorporación de dos destacadas esculturas contemporáneas del santo aragonés San Josemaría Escrivá de Balaguer y de Santa Genoveva Torres, obras de Diana García Roy. El montante del proyecto asciende a 500.000 euros, sufragado en un 80% por donativos y el resto por el Cabildo Metropolitano de Zaragoza.

Esta actuación marca un primer hito en el itinerario del ‘Proyecto Pilar 2040’ que fue presentado públicamente el pasado mes de octubre, y con el que el Cabildo daba inicio al camino de preparación hacia la celebración del Bimilenario de la Venida de la Virgen (40 dC-2040 dC). El objetivo es celebrar un gran Jubileo que renueve la vida de la Iglesia y proyecte una nueva etapa evangelizadora. “Las líneas maestras del proyecto conforman un todo convergente que toca lo relativo al culto y la devoción pilarista, a lo cultural y patrimonial y a la dimensión caritativo-social. Con la restauración exhaustiva de la Capilla de San Joaquín damos ya un paso inicial muy significativo, un hito en un itinerario a largo plazo de rehabilitación integral de la ‘casa’ de nuestra madre la Virgen del Pilar, que es la casa de todos”, ha dicho el Dean del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Juan Sebastián Teruel.
La capilla está presidida por un grupo escultórico de San Joaquín, padre de la virgen, que observa con ternura a María niña, obra de Antonio Palao y Marco, ante una perspectiva del templo que pintó sobre tabla Mariano Pescador, aludiendo a la presentación de la virgen en el templo. El conjunto está montado en un monumental retablo rococó del siglo XVIII que sobresale ahora en una capilla armoniosa y de gran riqueza de tonos y materiales.
Adosado al muro de la izquierda destaca el mausoleo funerario del I Duque de Montemar, estirpe ligada a la Basílica del Pilar al adquirir esta capilla en el siglo XVIII como era costumbre en la aristocracia de la época. Esta es una de las piezas funerarias más destacables del panorama artístico aragonés del XVIII, obra de Esteban Peñafiel y Lamberto Martínez Lasarta, con elegantes y ricos mármoles, y embellecido con esculturas de yeso. En el lateral derecho de la capilla, se observa el lienzo de la Visitación, de autor anónimo, con influencia del círculo pictórico de Fray Manuel Bayeu, ahora restaurado tras retirarse las gruesas capas de repintes y realizarse la reintegración cromática de la policromía original.
Las obras han consistido en la limpieza y restauración del retablo, recuperando la viveza de la policromía de las figuras y el dorado original de la madera, y en la limpieza físico-química y retirada de suciedad y repintes de todas las superficies para la obtención de la policromía original. También se ha actuado en el tejado y la cúpula con la reparación de grietas y filtraciones, en la cripta, y en la sacristía, con su saneamiento y reposición de revestimientos. La intervención se cierra con la nueva iluminación, que ahora enfatiza los elementos artísticos y las dos nuevas esculturas.
“La capilla presentaba un estado de conservación deficiente y un aspecto oscurecido y grisáceo en los materiales. Ahora podemos pararnos y disfrutar de ella en su máximo esplendor, pues es un espacio que destaca por la riqueza y variedad de sus elementos artísticos que ahora podemos apreciar en su conjunto, y se revelan cromatismos y aspectos que antes permanecían ocultos”, subraya Isaac González, técnico de patrimonio del Cabildo.
Esculturas de San Josemaría y Santa Genoveva
Al igual que en otras capillas de la basílica en la que se veneran santos aragoneses, en esta de San Joaquín se han instalado dos nuevas piezas que representan a San Josemaría Escrivá de Balaguer y Santa Genoveva Torres, obra de la prestigiosa escultora Diana García Roy, coincidiendo con importantes efemérides que han tenido lugar en 2025. Ambas son piezas en bronce fundido a la cera perdida acabadas en una pátina en tono tostado, de modo que quedan armoniosamente integradas en el conjunto de la capilla tanto por su color como por su material. Miden 1,70 metros y están montadas sobre sendas peanas en piedra negra de Calatorao.
En marzo de este año se cumplieron 100 años de la primera misa de San Josemaría Escrivá de Balaguer (Barbastro, Huesca 1902 – Roma 1975) celebrada en la Santa Capilla de la Basílica del Pilar tras su ordenación sacerdotal en el Seminario de San Carlos. Este es el momento que refleja la pieza del fundador del Opus Dei, por lo que se le ha representado revestido con casulla con un bajorrelieve de la Virgen del Pilar en el pecho. Su mano derecha arropa la imagen de la Virgen, mientras que su mano izquierda queda extendida hacia el fiel que se acerca a rezar, en actitud de acogida y ánimo. El ropaje se recrea en un juego de planos en movimiento, característicos de la obra abstracta de la escultora, buscando un ritmo interno que aporta fuerza y rotundidad.
Santa Genoveva Torres Morales (Almenara, Castellón 1870- Zaragoza, 1956) fundó en Zaragoza la Congregación de las Angélica, junto a la Basílica, en la que todavía es Casa General de las Angélicas. El 5 de diciembre de 1925 la Sociedad Angélica de la Madre Genoveva Torres Morales se convierte en Instituto religioso diocesano, y la Madre Genoveva es nombrada madre general del nuevo instituto.
La escultura de Santa Genoveva se muestra de pie, tendiendo la mano al que se acerca a rezarle con la cabeza ligeramente inclinada mirando con rostro acogedor hacia el fiel. Se representa con las dos muletas que portaba desde los 13 años, cuando tuvieron que apuntarle la pierna izquierda debido a un tumor. Viste hábito de época y porta la medalla de las Angélicas con el Sagrado Corazón de Jesús. También aquí el juego de planos en los ropajes aporta movimiento y realza la fortaleza de su santidad en un retrato de mirada amable y sensible con los más necesitados.
Santa Genoveva consagró su vida y su fundación a combatir y remediar la soledad de mujeres solas y sin recursos. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003.
