Más de treinta años después, las calles de Graus volvieron a acoger la procesión de la Virgen del Carmen el pasado 16 de julio, constatando la devoción grausina por esta advocación ligada a las Carmelitas Misioneras Teresianas, que llevan 153 años en esta localidad de la ribagorza oscense. Y de esta comunidad partió la idea, asumida por la parroquia de Graus, que organizó un recorrido por el pueblo de una hora de duración, con el párroco, Ignacio Cardona, y superiora de las Carmelitas, María Jesús Marcos Asurmendi, a la cabeza, y la colaboración de la Policía Local y Cruz Roja.

Visto lo caluroso de la tarde se recortó el recorrido, por las calles Prior y don Carlos, facilitando así el traslado de la imagen portada a hombros por fieles, hasta llegar al río Ésera. Antiguamente, se bajaba hasta a orilla y se colocaba la Virgen en una barca a remos, que luego proseguía su camino casi hasta el pantano… pero la escasez de agua en el cauce sólo permitió que, con la asistencia de dos efectivos de Protección Civil, se pudiera acercar a la Virgen del Carmen hasta el río. Un oración y cantos acompañaron a la celebración, que culminó con la eucaristía en la Iglesia de Graus y con la satisfacción de haber recuperado esta tradición.