Comienza un nuevo y estimulante camino de conversión para todos los cristianos. Desde este portal queremos proponerte vivir este camino a través de tres pilares: la Caridad, la Fe y la Belleza.

Carta del arzobispo

Mesa por la hospitalidad en Zaragoza. Acoger a migrantes y refugiados | “Practicad la hospitalidad” (Rom 12, 12)

Queridos diocesanos:

Nuestra diócesis de Zaragoza en su Programación Pastoral para este curso 2019-2020 tiene como finalidad crecer en la dimensión caritativa y social de la fe. Nuestro lema es ‘Una Iglesia diocesana con corazón, buena noticia para los pobres’. En este contexto ha surgido, después de un tiempo de reflexión, la Mesa por la Hospitalidad, liderada por la delegación episcopal de Migraciones junto con algunas personas y otros movimientos apostólicos y congregaciones religiosas. Es una respuesta de nuestra Iglesia local ante las necesidades de nuestros hermanos migrantes y refugiados. Queremos poner en práctica las acciones que el papa Francisco propone para su atención: acoger, proteger, promover e integrar. Para llevar a cabo esta iniciativa, la Diócesis ha firmado un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza para ofrecer viviendas y pisos, que sean posadas acogedoras.

En estos momentos ya hay varias viviendas disponibles del arzobispado, parroquias, congregaciones religiosas y personas particulares. Ya se ha acogido a más de veinte personas y de ellas, siete son menores (uno con discapacidad). Estos son brotes de solidaridad, que son expresión de la fraternidad cristiana. Por ello debemos felicitar a la delegación de Migraciones y a todas las instituciones religiosas, movimientos y personas, que hacen posible este “sueño” del papa Francisco y que es una virtud de los cristianos: dar posada al peregrino y practicar la hospitalidad. Durante esta Cuaresma, tiempo de conversión hacia la Pascua, vamos a realizar una campaña especial de sensibilización en “Iglesia en Aragón”, en las parroquias, en los colegios y en otros ámbitos. Acojamos con calor esta campaña, que nos ayude a visibilizar la situación de los migrantes y refugiados. Las direcciones de contacto son: mesahospitalidadzgz@gmail.com y migraciones@arzobispadodezaragoza.org

¿Qué estamos haciendo?

Acogemos a familias refugiadas recién llegadas a Zaragoza, con menores a cargo, que no tienen dónde vivir, ni cubiertas sus necesidades básicas. Esta acción la hacemos temporalmente, durante unos meses, hasta que obtengan plaza en el Sistema de Acogida de Personas Solicitantes de Protección Internacional, del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Como Iglesia y como discípulos de Jesús, que también fue migrante, no podemos permanecer indiferentes ante estas graves situaciones y por eso queremos articular una red de posadas. Queremos no sólo dar posada, sino, sobre todo, ser posada, a través de una presencia amiga y fraterna, que acoge con calidez; protege a las familias que han tenido que dejarlo todo en su patria; acompaña a su integración, generando relaciones de respeto, reconocimiento y fraternidad. Las personas voluntarias acompañan a las familias a conocer su nuevo entorno y los diferentes recursos que ofrece, en los diversos trámites de empadronamiento, escolarización, acceso a la atención sanitaria, a servicios sociales, etc., y compartir actividades de tiempo libre. La acogida es comunitaria, en un equipo de hospitalidad, en el que reciben apoyo técnico, formación y cuidado de su espiritualidad. La Mesa por la Hospitalidad responde a unos desafíos y ofrece unas oportunidades, que brevemente apunto.

1. Frente a la cultura del descarte y de la indiferencia está la oportunidad de la globalización de la solidaridad. Ante la cultura del descarte, proponemos la cultura del encuentro. Ser más hombres y mujeres. No es cerrar las puertas, sino abrir las puertas y promover el encuentro de la otra persona como una riqueza, algo que me da más con respecto a lo que antes tenía.

2. Frente a la narrativa vinculada a la violencia se ofrece la visibilidad de buenas prácticas consolidadas. La narrativa  tóxica hace mucho daño, levanta muchos prejuicios, hace renacer algunas actitudes de discriminación, xenofobia y racismo. La oportunidad que tenemos es valorar las relaciones humanas y la alteridad. Utilizando una bella expresión de Karl Rahner: “Dios es el otro; es el totalmente otro con respecto a nosotros”. Más amamos a Dios cuando amamos a lo distinto.

3. Frente al desafío de las profundas diferencias culturales entre autóctonos y recién llegados, existe la oportunidad de más posibilidades de enriquecimiento gracias a la diversidad. Si es verdad que hay muchas distinciones, también es más grande la posibilidad de aprender y de enriquecerse. El encuentro con el otro me da más.

4. Frente al desafío de la integración entendida como asimilación, está la oportunidad de la activación de dinámicas interculturales bidireccionales. Hay que aclarar qué valores no son negociables y ver cómo podemos construir, por medio de dinámicas interculturales, una identidad en la cual todos estemos cómodos. Ojalá hagamos realidad entre nosotros uno de los protocolos del Evangelio: “Venid, benditos de mi Padre, porque fui forastero y me acogisteis” (Mt 25, 34)

Con mi afecto y bendición,

+ Vicente Jiménez Zamora, arzobispo de Zaragoza

Mensaje del Papa para la Cuaresma 2020

«En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20)

Queridos hermanos y hermanas:

El Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso.

1. El Misterio pascual, fundamento de la conversión

La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús: el kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo» (Exhort. ap. Christus vivit, 117). Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia (cf. Jn 10,10). En cambio, si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45) corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva. Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren.

2. Urgencia de conversión

Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene. De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad. Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf. Os 2,16), a fin de poder escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.

3. La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos

El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta “poner a Dios contra Dios”, como dijo el papa Benedicto XVI (cf. Enc. Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt 5,43-48). El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación.

4. Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo

Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría. Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía. Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad (cf. Pío XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas. Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-14). Roma, junto a San Juan de Letrán, 7 de octubre de 2019 Memoria de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario Francisco

Alma Mater Museum ofrece durante la Cuaresma su ‘Ruta de la Pasión’

La ‘Ruta de la Pasión’, que se podrá recorrer entre el 27 de febrero y el 3 de abril, forma parte de un conjunto de actividades culturales con las que el Museo Diocesano de Zaragoza quiere facilitar a todos los públicos un acceso cultural y religioso, a través de los sentidos, a los acontecimientos de la Pascua de Jesús, en los misterios de su Pasión, Muerte y Resurrección.

Esta ‘Ruta de la Pasión’ comprende un itinerario a través de distintas escenas de la Pasión -la ‘Oración en el Huerto’, la ‘Última Cena’, la ‘Flagelación’, la ‘Coronación de espinas’, el ‘Ecce Homo’ y la ‘Crucifixión’-; del dolor de la Madre de Dios y la sepultura del Señor; y, finalmente, de la Resurrección. Aunque las obras reunidas para la ocasión son excelentes, no se trata de una mera exposición de objetos sacros e imágenes de cofradías, en palabras de Sergio Blanco, director científico de Alma Mater Museum, “es un camino que nos irá descubriendo el mensaje que cada obra de arte nos transmite”.

La selección de este año trasladará al visitante desde la imagen procesional de la ‘Agonía de Jesús’ (Cofradía de la Oración del Huerto), pasando por el célebre ‘Cristo atado a la columna’ de las Madres Dominicas (S. XVII), el busto de ‘Jesús coronado de espinas’ (Cofradía de la Coronación), la ‘Quinta angustia’ de Gabriel Joly, el ‘Cristo yacente’ (Real Seminario de San Carlos) o la ‘Alegoría de la muerte’ (Hermandad de la Sangre de Cristo), hasta distintas imágenes del Resucitado (SS. XVIII y XX) o la ‘Virgen de Gloria’ (Congregación de Esclavas). Además de estas y otras obras más, podrán contemplarse distintos ajuares y jocalias de imágenes de la Virgen y de ‘Jesús Nazareno’ (Cofradía del Nazareno), así como relicarios y atributos de las imágenes procesionales. La ‘Ruta de Pasión’ no es un itinerario cerrado, cada año se irán cambiando las obras expuestas y progresivamente se logrará la presencia de todas las cofradías zaragozanas.

La ‘Ruta de la Pasión’ se realizará a través de visitas guiadas, con una duración de una hora y un precio de 3 €, en horarios de 10.00, 12.00, 17.00 y 18.30, de martes a sábado, y de 10.00 a 12.00, los domingos. Fuera de este horario, se realizarán visitas a grupos que las hayan concertado. Además, habrá visitas didácticas y talleres en familia.

Música, conferencias y… gastronomía

El ciclo de Cuaresma y Pascua, además de la ‘Ruta de la Pasión’, ofrece dos conferencias y un concierto. El 19 de marzo, a las 19.30 horas, Wifredo Rincón, del Instituto de Historia del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), pronunciará la conferencia ‘La Pasión en el Alma Mater Museum’.

Ya en Pascua, el 18 de abril, a las 19.30 horas, el escultor Juan Manuel Miñarro disertará sobre ‘El misterio de la Sábana Santa de Turín y el Santo Sudario de Oviedo’. Por otro lado, el ‘Coro Brauliano’, un octeto de voces graves, formado por seminaristas de la diócesis de Zaragoza y dirigido por el maestro Berdejo Marín, ofrecerá el recital de canto gregoriano y polifonía sacra ‘Itinerario musical por la Semana Santa’. Será el 26 de marzo, a las 20.00 horas, en la ‘Antesala de los obispos’ del museo de la Iglesia de Zaragoza, . La cafetería de Alma Mater Museum, regentada por Nila Atienza, conocida en el mundo de los fogones como Doris Tiburrias, ofrecerá durante todo este tiempo pequeñas muestras de la cocina cuaresmal a través de una sencilla propuesta: montadito de Cuaresma, banderilla y copa de vino, por 4 €.