Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Felices-Feliz

24 de diciembre de 2025

 

Así proclaman estos días. Y no son pocos los que lo hacen.

 

Así lo desean a familiares y amigos. De palabra, por escrito, por teléfono, por WhatsApp o por ….

 

Están en su derecho y en su libre decisión. Es un modo digno de felicitar cualquier tipo de fiesta. Y un buen deseo dirigido a quien va a comenzar unas ‘fiestas’.

 

Y eso de ‘felices fiestas’ lo aplicamos a muchas clases de fiesta. Estos días las deseamos para Navidad. ¡Felices fiestas! Sin añadir nada más.

Sin duda alguna, un muy buen deseo. Pero incompleto, cuando sabemos lo que celebramos y no lo nombramos. El deseo completo debe ser, para un cristiano:

“¡FELIZ NAVIDAD!”

Feliz celebración del nacimiento del Señor, de Jesús de Nazaret, nuestro Dios, nuestro Hermano, nuestro Salvador, nuestro Maestro.

Ese que nació en una cuadra porque nadie quiso ayudar a una mujer que, en cualquier momento, podía parir. ¡Y menudo engorro, problema, molestia en medio de una multitudinaria caminata y con todos los ’hoteles’ llenos! Era para empadronarse.

“Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria.

Y todos iban a empadronarse cada cual a su ciudad

También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba en cinta (Lc 2.2-5).

Y lo que temían quienes no los acogieron, se cumplió.

“Y sucedió que mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2,6-7)

Esto sí es lo que celebramos.

¿Y cómo no vas a celebrar algo tan grandioso-humilde, tan grandioso-descartado, tan grandioso-sin propaganda, tan grandioso-sorprendente, tan grandioso-conocido por los pastores de tan mala fama en aquel tiempo…?

Pero, sólo se les anuncia a ellos.

“No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para el pueblo: hoy, en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre…” (Lc. 2,12)

“Y sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado.

Fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se loes había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores

 María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme aloque se les había dicho”.

 Pues eso: contemplemos este Misterio “sine glosa”, como Francisco de Asís.

Y yo hago silencio deseándoos lo que he escrito hace un ratito.

Feliz celebración del nacimiento del Señor, de Jesús de Nazaret, nuestro Dios, nuestro Hermano, nuestro Salvador, nuestro Maestro.

Solo así tiene sentido: “¡FELIZ NAVIDAD!”

 

Y CRISTIANA. Que, a veces, no está tan claro.

 

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