Opinión

Juan Ramón Royo García

El autor zaragozano del himno “Santo adalid, patrón de las españas”

21 de julio de 2025

El 25 de julio la Iglesia en España celebra la solemnidad de su patrón, Santiago Apóstol. La Liturgia de las Horas recoge como en el oficio de lecturas el himno Santo adalid, patrón de las Españas:

Santo Adalid, patrón de las Españas,
amigo del Señor:
defiende a tus discípulos queridos,
protege a tu nación.
Las armas victoriosas del cristiano
venimos a templar
en el sagrado y encendido fuego
de tu devoto altar.
Firme y segura como aquella columna
que te entregó la Madre de Jesús;
será en España la Santa fe cristiana,
bien celestial que nos legaste tú.
¡Gloria a Santiago,
patrón insigne!
Gratos tus hijos
hoy te bendicen.
A tus plantas postrados te ofrecemos
la prenda más cordial de nuestro amor.
Defiende a tus discípulos queridos,
protege a tu nación.

Fue estrenado el 31 de diciembre de 1919 en el acto de apertura de la Puerta Santa de la catedral compostelana, que dio comienzo al Año Santo de 1920. Su letra fue escrita por el médico Dr. Juan Barcia Caballeros y su música la compuso el maestro de capilla Manuel Soler y Palmer (1874-1954), del cual se han podido encontrar datos en el Archivo Diocesano de Zaragoza. 

Manuel Fernando Soler y Palmer nació en Zaragoza, en el distrito parroquial de Santa Cruz, el 30 de mayo de 1874 y, al no disponer esta iglesia de pila bautismal, fue bautizado al día siguiente en el Pilar ((tomo 16 de bautismos, folio 316). Era el tercer hijo de sus padres, que, como los abuelos paternos, eran  zaragozanos, mientras que los maternos eran de Huesca y Bolea. Su primer nombre se le pudo imponer por ser el de su padre y porque su tía materna y madrina se llamaba Manuela, mientras que el segundo alude al santo del día de su nacimiento.

Vivió en la calle de Lezaún (parroquia de la Magdalena) y fue confirmado en la de San Felipe en 1884. Estuvo interno en el Seminario solo un año, el primero de Filosofía, y luego vivió otros cinco en el Colegio de Infantes. El 13 de abril de 1896, siendo aún solo clérigo tonsurado, fue presentado por el ayuntamiento de Épila para ocupar el beneficio de alba, vacante por muerte de Lorenzo de Lacasa y Algora, previa convocatoria de oposiciones que fueron anunciadas en los boletines oficiales de la provincia y del arzobispado. 

Esta parroquia había contado con un Capítulo Eclesiástico de treinta y nueve miembros que habían sido reducidos a diecisiete en 1817 por el arzobispo Manuel Vicente Martínez y Jiménez  mediante la unión de varios beneficios. Esta unión no afectó al de “alba y órgano”, con obligación de celebrar 154 misas a la hora del alba al año y tañer el órgano en las funciones eclesiásticas, y cuyo patronato correspondía al Ayuntamiento como fundador del mismo en 1500. Esta reducción fue aprobada por Fernando VII “como patrono universal que soy de las Iglesias de mis dominios y protector de la disciplina eclesiástica en ellos” al año siguiente. Su número se fue reduciendo y en 1897, cuando fue ordenado sacerdote, en Épila había cuatro clérigos: Agustín Picapeo (párroco), Pedro José Lana (beneficiado y capellán de las concepcionistas), Rosendo Cortés (beneficiado, años más tarde canónigo del Cabildo)  y este beneficiado organista.

Su presencia en la parroquia duró poco tiempo, porque en 1899 pasó a ser maestro de capilla de la catedral de Santiago. Para sustituirlo el ayuntamiento de Épila volvió a ejercer su derecho de patronato y presentó su derecho al ejeano Juan Francisco Agüeras González (1876-1936), que era clérigo minorista; desde este pueblo pasó a ser organista del Pilar (1903) y su maestro de capilla (1908) y es el autor de la letra de la jaculatoria Bendita y alabada.

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