«Las siete palabras de María según los Evangelios»
A lo largo de la historia a la Virgen se le han dado muchos títulos, como se puede ver por las letanías. Yo he preferido ir a los evangelios y ver lo que dicen de ella. Pocas palabras, pero suficientes para un auténtico programa de vida. Muchas veces hemos meditado las siete palabras de Jesús. Hoy vamos a meditar, en esta noche de Viernes Santo, sobre LAS SIETE PALABRAS DE MARÍA.
PRIMERA: HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA. Es la Virgen del sí. En la vida es bonito decir sí. Cuando dos personas, un hombre y una mujer se dicen que sí, que se quieren, Dios les regala un Sacramento: el del matrimonio. El sí de Dios al sí humano.
Cuando una persona dice sí a otra, siempre se arriesga porque toda persona es un misterio. María tiene la osadía de decir si al Misterio de Dios.
El hombre ha tenido nostalgia por ese Dios oculto y distante. Pero cuando uno piensa que ese Dios lejano se ha hecho presencia y cercanía; no en los postulados del espíritu sino en las chozas de la tierra; no en la sabia Grecia ni en la opulenta Roma sino en Nazaret, un pueblo insignificante, en el vientre de una joven sencilla y humilde, es cuando uno piensa que es María ese lugar privilegiado donde la estrella de Dios se detiene y donde uno cobra ánimo para hincar las rodillas y con el corazón enternecido y los ojos arrasados en lágrimas, decir. AQUÍ EL VERBO SE HIZO HOMBRE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS.
SEGUNDA. AQUÍ ESTÁ LA ESCLAVA DEL SEÑOR. La esclava, la que no cuenta, la sirvienta. Esto lo dice María cuando ya sabe que tiene a Dios en sus entrañas. No se le han subido los humos a la cabeza. La vida de María se resume: “Una mujer que no sirvió en la vida para otra cosa que para servir”.
En la vida tenemos dos alternativas: Vivir para sí, para el egoísmo o vivir para los demás. Por el camino del egoísmo nadie puede ser feliz. Por el camino del servicio, sí. Este es el mensaje de María.
Dice el poeta indio R. Tagore: Dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y viví con alegría.
TERCERA: ¿POR QUÉ HAS HECHO ESTO CON NOSOTROS? Es la pregunta de María a su Hijo después de haberse perdido en el Templo sin que lo supieran sus padres. Es un reproche cariñoso, pero reproche. Es como decirle: ¿Tan mal lo estamos haciendo contigo? Si no vivimos sino para ti. Nuestros ojos sólo son para mirarte, nuestros oídos para escucharte, nuestros pies para buscarte, nuestros brazos para abrazarte, nuestro corazón para amarte, nuestros días para servirte y nuestro corazón para amarte. ¿Por qué? Y termina el texto diciendo: ellos no entendieron. Pero se fiaron plenamente de Él. Tampoco nosotros entendemos. A Dios sólo lo entiende Dios y nadie más. Palabras de un judío ante esta pregunta: ¿Qué piensas de la vida futura? Ni lo sé ni me interesa. ME FIO DE DIOS.
CUARTA. TU PADRE Y YO, ANGUSTIADOS, TE BUSCÁBAMOS. Es la angustia de tantos padres a causa de los hijos. Padres que ven salir a sus hijos e hijas de casa y pasan la noche fuera divirtiéndose. Ellos y ellas se lo pasarán bien, pero sus padres se quedan en casa angustiados: ¿vendrán o no vendrán? ¿Me lo traerán vivo o me lo traerán muerto?
Qué palabras tan bonitas las de la Virgen: ¡Tu padre y yo! Tu padre y yo nos amamos. Nunca discutimos. Ni nos echamos la culpa el uno al otro. María pone a San José por delante: TU PADRE Y YO TE BUSCÁBAMOS. A san José la Biblia nunca lo nombra. En las generaciones, siempre se nombra al padre. En la generación de Jesús la importancia la toma la madre. Se dice: Natán engendró a Jacob. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado el Cristo.
QUINTA. HACED LO QUE ÉL OS DIGA. La verdadera devoción a María consiste en llevarnos a Jesús. Por eso, en las bodas de Caná, María dice a los criados: “Haced lo que Él os diga”. Cuando nosotros invocamos una y mil veces a MARÍA, es para que nos lleve a Jesús, para que nos dé a Jesús, el fruto bendito de tu vientre. María es camino, pero no meta. La queremos y la veneramos como madre, pero no la adoramos como diosa.
SEXTA. NO TIENEN VINO. Es una palabra de mujer. Cae en la cuenta del detalle. Nosotros, los varones, no caemos en la cuenta de si llevamos una marcha en la camisa o un descosido en el pantalón. La mujer sí.
Y es que la mujer, antes de ma adre, y esposa, y hermana e hija debe ser mujer. Y decir mujer es decir delicadeza, finura, elegancia, nido, detalle, harmonía.
Cuando Jesús llama a su madre Mujer, lo que le quiere decir es que quiere que su madre sea “femenina”.
Está bien que lo mujer de nuestros días quiera reivindicar los derechos de la mujer, pero sería una pena que, en ese afán por recuperar sus derechos, olvidara el derecho más bonito que tiene: el derecho a ser mujer.
SEPTIMA: MARÍA GUARDABA TODO EN SU CORAZÓN. Es la palabra más bonita porque es la palabra del silencio. No está pronunciada porque siempre se está pronunciando. Es una palabra que está hecha, medida, recortada, para ti, en las circunstancias en que te encuentres.
No es palabra escrita porque no quiere ser norma, ley, institución. Es la palabra que guarda la madre para todos sus hijos, aunque estén lejos del hogar.
Es una palabra abierta y universal. A Dios no se le puede encerrar y hay muchos caminos para ir a Él. Lo decía muy bien León Felipe:
Nadie fue ayer, ni va hoy, ni irá mañana hasta Dios por el mismo camino que yo voy. Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol y un camino virgen, Dios.
Y ese camino virgen es para todos nosotros la Virgen del camino.
En cierta ocasión yo fui invitado por el propietario del Castillo de Almenar, (Soria) a visitar el castillo. Tenía interés por conocer el lugar donde nació Dª Leonor, la esposa joven y malograda de Antonio Machado.
En las calles de ese pueblo hay coplillas del genial poeta. Me llamó la atención una:
Me llaman ateo, hereje y masón. Estando con ella, ¡Cuanta devoción!
El poeta, un tanto liberal, tendría alguna oposición con le Iglesia de entonces, bastante cerrada, y haría alguna crítica. Pero el poeta iba con su novia a visitar la ermita de la Virgen de la Llana y allí le expresaba a la Virgen sus sentimientos con gran devoción. Al poeta le importaba poco la opinión de la gente. Sentía la presencia de la Virgen en su corazón y esto le bastaba.
La Virgen siempre tiene para nosotros un sabor de hogar. Y hogar hace referencia a la llama, al fuego. Por eso, para terminar, ponemos, como broche de oro, las palabras de Emilio Mazariegos:
ESTÁ LA LUMBRE ENCENDIDA
Y TIENEN FUEGO LAS BRASAS.
ESTÁ QUE QUEDA EL HOGAR.
ESTÁ CALIENTE MI CASA.
ORACIÓN POR LA PAZ.
«Señor Jesús, Príncipe de la Paz, mira a tus hijos que elevan su grito hacia ti: Ayúdanos a construir la paz. Consuela, oh Dios misericordioso, los corazones afligidos de tantos hijos tuyos, seca las lágrimas de los que están en la prueba, haz que la dulce caricia de tu Madre María caliente los rostros tristes de tantos niños que están lejos del abrazo de sus seres queridos. Tú que eres el Creador del mundo, salva a esta tierra de la destrucción de la muerte generalizada, haz que callen las armas y que resuene la dulce brisa de la paz. Señor Dios de la esperanza, ten piedad de esta humanidad sorda y ayúdala a encontrar el valor de perdonar» (Parolín, Secretario del Estado Vaticano).