Te he amado (II) -Carta del obispo de Tarazona para el 30 de noviembre

Vicente Rebollo Mozos
28 de noviembre de 2025

Prosigo, en esta carta de hoy, desgranando los contenidos de la Exhortación Apostólica del Papa León XIV, Dilexi Te, iniciados la semana pasada.

Continuando con el capítulo tercero nos recuerda a los grandes santos que durante su vida desarrollaron una actividad caritativa que continúa hasta el día de hoy, San Juan de Dios con los enfermos, también, las Hijas de la Caridad y las Hermanas Hospitalarias, las Pequeñas Siervas de la Divina Providencia.

La vida monástica, retirada en el silencia es ejemplo de solidaridad, san Basilio Magno, San Benito, San Bernardo.

La atención a los cautivos, los Trinitarios, los Mercedarios.

Las órdenes mendicantes, surgen partir del siglo XIII para atender nuevas pobrezas, “se hacían pobres con ellos” (63). Son los Franciscanos, Dominicos, Agustinos y Carmelitas.

Congregaciones dedicadas a la educaciónel saber libera, dignifica y acerca a la verdad” (68). San José de Calasanz fundador de las Escuelas Pías, San Juan Bautista de La Salle fundó los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Marcelino Champagnat fundó los Hermanos Maristas, San Juan Bosco fundó los Salesianos, el beato Antonio Rosmini fundó el Instituto de la Caridad. También nacieron muchas congregaciones femeninas, las Ursulinas, la Compañía de María, las Maestras Pías.

La atención a los migrantes surgió ya en el siglo XIX. Los Misioneros de San Carlos, Caritas Internacional y otras instituciones que continúan en nuestros días, “en cada migrante rechazado, es Cristo mismo que llama a las puertas de la comunidad” (75).

Santos de nuestros días dedicados a combatir la pobreza, Santa Teresa de Calcuta, Santa Dulce de los Pobres en Brasil, San Benito Menni y las Hermanas Hospitalarias, San Carlos de Foucault, Santa Catarine Desert.

Toda una letanía de personas, de congregaciones, que demuestran la gran preocupación que tiene la iglesia por los pobres.

El capítulo cuarto lo dedica al magisterio actual de la Iglesia, recogido en lo que llamamos Doctrina Social de la Iglesia. Es “una auténtica fuente de enseñanza referida a los pobres” (83) En ella todos los papas, desde León XIII hasta nuestros días, fueron afrontando las distintas formas de pobreza, llamando a su erradicación. Hace también referencia a los encuentros de la Conferencia Episcopal Latinoamericana que nos realiza las siguientes propuestas, opción principal y evangélica por los pobres (99); escuchar y ayudarles a vivir la fe; aprender de su estilo de vida (101).

El capítulo quinto nos llama al compromiso, nos propone el ejemplo del Buen samaritano. Podemos ser como el que da un rodeo, sentirnos indiferentes, hasta molestos por la presencia de los pobres o, actuar como el que practicó misericordia, el samaritano. Nos invita a amar a los pobres, es lo esencial de nuestra fe, porque ellos “no son una categoría sociológica, sino la misma carne de Cristo” (110).

Termina con una invitación a la limosna. Sin duda que la mejor ayuda al pobre es que tengan trabajo, pero mientras llega, no podemos dejarles abandonados. La limosna los ayuda. Limosna entendida en un sentido amplio, “al menos detenerse y mirar al pobre a la cara, a tocarle y compartir con él algo de lo suyo” (116).

El objetivo es que los pobres puedan sentir en su propia vida las palabras de Jesús “Yo te he amado”.

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