La ciudad de Tarazona vivió ayer una jornada profundamente emotiva con motivo de la solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz. La Cofradía de las Siete Palabras y del Santo Entierro celebró su fiesta con un acto extraordinario: la conmemoración del aniversario de la consagración de la ciudad al Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera, en el marco del Jubileo que celebra la iglesia católica.
La jornada comenzó con la misa presidida por el obispo de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo, en la parroquia de San Francisco, sede de la cofradía. La eucaristía fue concelebrada por el Vicario General de la diócesis, miembros del Cabildo de la Catedral, el consiliario de la Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista de Zaragoza —cuyos cofrades también portaron al Santo Cristo durante la procesión—, el maestro de novicios de Monteagudo y el diácono permanente de la diócesis de Tarazona.
Durante la celebración, D. Vicente recordó que este acto no es un mero protocolo, sino una expresión viva de devoción y compromiso. “Poner el corazón en esto no es algo vacío, sino lleno de contenido”, afirmó el prelado, destacando que la cruz no es el final, sino el inicio de una nueva vida que nos lleva a la resurrección.
En su homilía, Mons. Rebollo subrayó el sentido profundo de la cruz como fuente de esperanza, especialmente en este Jubileo de la Esperanza convocado por el Papa Francisco. “La cruz de Jesús es la que nos mueve, la que nos arrastra, la que nos alienta”, dijo, recordando que en ella encontramos fuerza para superar las tempestades de la vida.
La imagen del Jubileo, con la cruz convertida en ancla que vence las olas, fue evocada como símbolo de la Iglesia que camina en medio de las dificultades, guiada por la fe. “Porque al lado del Señor siempre brota la esperanza y desaparecen las tormentas”, añadió el obispo.
La homilía concluyó con una llamada al compromiso cristiano: abrazar la cruz significa trabajar por un mundo más justo, acompañar a quienes sufren y vivir con la certeza de que el mal no tiene la última palabra. “La cruz es un signo de promesa cumplida, de paz y de vida, de algo que perdura para siempre”, expresó Mons. Rebollo, animando a todos los fieles a vivir esta renovación como un impulso para caminar con esperanza y unidad.
La renovación del voto de consagración fue un momento cargado de simbolismo, en el que la comunidad cristiana de Tarazona reafirmó su fe y su deseo de caminar bajo la protección del Santo Cristo de la VOT. Como expresó Mons. Rebollo en su homilía: “La cruz de Jesús es la que nos mueve, la que nos arrastra, la que nos alienta”.
Tras la misa, cantada por el Coro de la Catedral, la imagen del Santo Cristo de la VOT fue llevada en procesión extraordinaria por las calles de Tarazona, acompañada por numerosos fieles, cofrades y autoridades. Al finalizar, el Santo Cristo de la VOT entró a hombros en la Catedral, donde los participantes pudieron ganar el Jubileo, en un gesto de profunda devoción y comunión eclesial.
Los actos contaron con la presencia del alcalde de Tarazona y miembros de la corporación municipal, el delegado diocesano de Cofradías, la presidenta de la Coordinadora de Cofradías y Hermandades de Tarazona, los hermanos mayores de las cofradías de la ciudad, los novicios de los Agustinos Recoletos de Monteagudo y un gran número de fieles que quisieron unirse a esta celebración tan especial.
La jornada finalizó con el regreso del Santo Cristo de la VOT a su capilla de la parroquia de San Francisco, donde fue colocado en la Cruz por los cofrades.