La ‘Campaña Contra el Hambre’ de Manos Unidas de este año se ve condicionada también por la pandemia que estamos sufriendo, en España y en todo el mundo. Estoy convencido que muchos de nosotros hemos visto con asombro que nuestro modo habitual de vida se ha visto modificado, hemos tomado conciencia de que somos vulnerables y de que necesitamos a los demás para sacar adelante esta situación que tanto dolor y pobreza está causando en el mundo. 

La situación que estamos viviendo, y que Manos Unidas está intentando afrontar, necesita una buena dosis de esperanza. Personalmente creo que el papa Francisco ha colaborado a traerla con la reflexión que nos propone a lo largo de la carta encíclica ‘Fratelli tutti’ que publicó el pasado 3 de octubre. Me gustaría subrayar el capítulo segundo de la misma, pues creo que ante un mar de dudas y de sombras, la encíclica responde con un ejemplo luminoso y lleno de esperanza: el Buen Samaritano. El capítulo, “Un extraño en el camino”, está dedicado a esta figura y en él el Papa destaca que, en una sociedad enferma que da la espalda al dolor y se olvida en muchas ocasiones del cuidado de los débiles y frágiles (FT 64-65), todos estamos llamados –al igual que el Buen Samaritano– a estar cerca del otro (FT 81), superando prejuicios, intereses personales, barreras históricas o culturales. Todos, de hecho, somos corresponsables en la construcción de una sociedad que sepa incluir, integrar y levantar a los que han caído o están sufriendo (FT 77). El amor construye puentes y estamos “hechos para el amor” (FT 88), añade el Papa, exhortando en particular a los cristianos a reconocer a Cristo en el rostro de todos los excluidos (FT 85). 

Esa rica reflexión ilumina el trabajo de la gran familia de Manos Unidas. Estamos llamados a estar cerca del otro y a levantar a tantos que por unas u otras circunstancias se han visto golpeados por la vida. Podríamos decir que, de algún modo y esa es la vocación de Manos Unidas, puede ayudarnos a todos a vivir con corazón solidario, momentos como este. Por ello me parece enormemente elocuente el lema de esta Campaña: ‘Contagia Solidaridad para acabar con el hambre’. Es cierto que la crisis sanitaria ha generado una crisis social y económica sin precedentes en nuestro país. Pero no hay que olvidar que esa crisis está golpeando con mucha crudeza también a países muy empobrecidos y que nuestra atención, cercanía y solidaridad hacia ellos es indispensable.

Muchas gracias a la delegación de Manos Unidas de Zaragoza por su trabajo constante, generoso y comprometido durante todo el año. Y gracias a todos los benefactores de Manos Unidas que con su aportación “contagian solidaridad”.