*El mensaje de León XIV para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, publicada el 2 de julio, marca el inicio del décimo “Tiempo de la Creación” y recuerda la vigencia de Laudato si’
El pasado 2 de julio, la Santa Sede hizo público el Mensaje del papa León XIV para la X Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará el próximo 1 de septiembre. Esta jornada marca, además, el inicio del Tiempo de la Creación, una iniciativa ecuménica que se prolongará hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, patrono de la ecología.
Con el lema «Semillas de paz y esperanza», el Santo Padre retoma el tema elegido por su predecesor, el papa Francisco, y sitúa este mensaje en un contexto de especial relevancia: el décimo aniversario de la publicación de la encíclica Laudato si’ y el actual Año Jubilar 2025, que la Iglesia celebra como un tiempo para vivir como peregrinos de esperanza.
En Cristo, semillas de futuro
En su mensaje, León XIV recurre a la imagen evangélica de la semilla para invitar a los cristianos a ser portadores de vida en medio de un mundo herido. Como el grano de trigo que muere para dar fruto (cf. Jn 12,24), el creyente está llamado a sembrar justicia, paz y esperanza incluso en los terrenos más áridos.
«En Cristo somos semillas —afirma el Papa—. No sólo eso, sino semillas de paz y esperanza. Como dice el profeta Isaías, el Espíritu de Dios puede transformar el desierto en vergel, y la justicia en paz».
Este lenguaje poético y profético se combina con una fuerte llamada a la acción concreta, superando el plano de la sensibilidad ambiental para abrazar la exigencia de la justicia social, económica y ecológica. «Estas diversas heridas —denuncia— son consecuencia del pecado», recordando que la degradación ambiental golpea primero y con más dureza a los más pobres, a los pueblos indígenas y a las generaciones futuras.
El cuidado de la creación, cuestión de fe
Lejos de ser una moda o una preocupación secundaria, el Papa insiste en que el cuidado de la casa común es parte esencial de la vida cristiana. «No consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana», recuerda, citando la encíclica Laudato si’.
En un tono firme pero esperanzado, León XIV denuncia que la creación ha sido convertida en «campo de batalla por el control de los recursos», y pone ejemplos concretos: la deforestación como consecuencia de la codicia, los conflictos armados por el agua, o la utilización de los bosques como escudos bélicos. También recuerda cómo muchas tierras agrícolas se han vuelto peligrosas debido a las minas, o cómo la injusticia ambiental está ligada a violaciones del derecho internacional.
Ecología integral y espiritualidad activa
León XIV subraya que la ecología no es solo una cuestión ambiental, sino una realidad integral que interpela la espiritualidad, las relaciones humanas y la justicia global. En este sentido, el Tiempo de la Creación se convierte en un periodo propicio para redescubrir que «trabajar con dedicación y ternura» puede hacer germinar semillas de futuro.
Como ejemplo de iniciativas transformadoras, el Papa menciona el proyecto “Borgo Laudato si’”, una comunidad educativa y ecológica impulsada en Castel Gandolfo por el papa Francisco, que busca encarnar los principios de la encíclica y servir de inspiración para nuevas experiencias de vida, trabajo y comunión con la creación.
Un mensaje para el Jubileo
El mensaje de este año conecta también con el espíritu del Jubileo 2025, y propone que la conversión ecológica sea parte de la experiencia espiritual del pueblo cristiano. Desde esa perspectiva, el Papa invita a multiplicar las semillas de esperanza, apoyados en «la gracia de nuestra gran e inquebrantable Esperanza: Cristo Resucitado».
También Aragón puede sembrar esperanza
En un territorio como Aragón, donde los desafíos ambientales —despoblación, sequía, incendios, pérdida de biodiversidad— se entrelazan con la vida rural, el mensaje del Papa adquiere una resonancia especial. Las comunidades cristianas están llamadas a encarnar la espiritualidad ecológica con gestos concretos, creativos y transformadores.
La Jornada del 1 de septiembre y el Tiempo de la Creación son una oportunidad para redescubrir que la justicia climática es también justicia social, y que la fe cristiana ofrece claves para vivir este compromiso desde la esperanza, la oración y el cuidado.