El Movimiento Rural Cristiano ha hecho pública una reflexión tras la ola de incendios que asola diversas zonas de España, especialmente en Galicia y Extremadura, con miles de hectáreas devastadas y pueblos enteros amenazados. Desde esta realidad, el movimiento vinculado a la Archidiócesis de Mérida-Badajoz lanza un mensaje que mezcla dolor, denuncia y esperanza.
En su comunicado, piden a las comunidades cristianas que en las celebraciones eucarísticas se eleven oraciones por las personas afectadas y se dé gracias por el esfuerzo de quienes arriesgan su vida luchando contra el fuego. Al mismo tiempo, señalan que lo que arde en los montes es mucho más que naturaleza o turismo: «Lo que se ha quemado es paisaje, hogar y memoria generacional».

Una España rural herida y olvidada
El Movimiento Rural Cristiano denuncia que estos incendios son también consecuencia del abandono histórico de la España rural y vaciada, atrapada en la dejadez administrativa y sin proyectos de futuro. Subrayan la ausencia de planes de repoblación efectivos, la falta de inversiones a largo plazo y la carencia de servicios dignos que permitan a la población mantenerse en sus pueblos.
A ello se suma un modelo económico que, según critican, se presenta como desarrollo pero resulta extractor y destructivo: macrogranjas, explotaciones mineras o gigantescas instalaciones fotovoltaicas o eólicas que generan impacto sin revertir en verdadero beneficio para la población local.
Mirar hacia adelante con esperanza
Pese a la dureza del análisis, la reflexión concluye con una palabra alentadora: «Las cenizas nos darán la fuerza para renacer y rehacernos». Una llamada a no resignarse, sino a apostar por un futuro que recupere la vida del campo, cuide la creación y dignifique a quienes siguen sosteniendo la España interior.
Aragón, en sintonía
Este mensaje encuentra eco también en Aragón, donde el recuerdo de los grandes incendios que en la últimas décadas han arrasado miles de hectáreas —desde la Sierra de Luna hasta el Maestrazgo— sigue muy presente. Las voces rurales aragonesas coinciden en que la prevención pasa por revitalizar los pueblos, recuperar la actividad agrícola y ganadera y poner en el centro el cuidado de la casa común.
En comunión con el Movimiento Rural Cristiano, la Iglesia en Aragón se une a esta llamada a la oración, la solidaridad y el compromiso. Porque, como recuerda el Papa León XIV en continuidad con la encíclica Laudato si’, la custodia de la creación y el cuidado del mundo rural son inseparables de la misión evangelizadora.
Leer la noticia desde la web de la diócesis de Mérida – Badajoz