«Queridos Isaí y Vicente, abrid cada día vuestros corazones a la gracia de Dios»

Diócesis de Teruel y Albarracín
8 de septiembre de 2025

La Colegiata de Santa María la Mayor de Rubielos de Mora se llenó ayer hasta rebosar para acoger una de las celebraciones más significativas de la Diócesis de Teruel y Albarracín en los últimos años: la ordenación sacerdotal de Vicente Iserte y la ordenación diaconal de Isaí Zarza.

La ceremonia estuvo presidida por el obispo diocesano, Mons. José Antonio Satué, y contó con la presencia de gran parte del presbiterio diocesano, así como de compañeros del Seminario de Zaragoza, que acompañaron a los nuevos ministros en este día de gracia y de fiesta para la Iglesia.

Una homilía de envío y esperanza

En su homilía, Mons. Satué subrayó la importancia de los ministerios ordenados como servicio al Pueblo de Dios:

«Hoy estamos de fiesta, de fiesta grande, porque Vicente va a ser ordenado presbítero e Isaí, diácono, dando un paso adelante hacia el presbiterado. […] Son dos personas distintas, con recorridos vitales distintos, con sensibilidad y talentos distintos, pero igualmente llamados al servicio de la humanidad desde la Iglesia, desde esta Iglesia en la que, por voluntad de Dios, cabemos todos, todos, todos sus hijos e hijas».

El obispo recordó que el ministerio de diáconos y presbíteros se fundamenta en tres dimensiones inseparables: anunciar la Palabra, celebrar la liturgia y servir a la comunidad, especialmente a los más vulnerables. Invitó asimismo a los ministros ordenados a revisar continuamente su vida pastoral para no reducirla únicamente a la dimensión litúrgica:

«El cura que limita su ministerio a la Misa, antes o después termina celebrándola mal», advirtió.

Finalmente, animó a los nuevos ordenados a sostener siempre su misión en Dios:

«Nuestra vocación es sagrada, pero nosotros somos muy pequeños. […] Por eso, queridos Isaí y Vicente, abrid cada día vuestros corazones a la gracia de Dios. Es absolutamente imprescindible».

Agradecimientos emocionados

La celebración, vivida con gran intensidad por los numerosos fieles presentes, concluyó con las palabras de gratitud de los ordenados.

En primer lugar, Isaí Zarza, nuevo diácono, agradeció el apoyo recibido de su familia y de toda la comunidad diocesana, con una mención especial a los sacerdotes don Manuel Ángel Antón y don José Abascal, así como a la experiencia pastoral que vivió en México.

Posteriormente, Vicente Iserte tomó la palabra para dar gracias por el don del sacerdocio y recordar el sentido profundo de su ministerio:

“Cuando me ordenaron diácono os decía que el diaconado es el servicio a la Iglesia, a todos los hermanos y sobre todo a los más necesitados. Pienso que el presbiterado es lo mismo, pero con una entrega aún mayor a las comunidades que se te asignan, porque un sacerdote nunca deja de ser diácono”.

Una Iglesia viva

La multitud que llenaba la Colegiata, entre familiares, amigos, religiosos y fieles de toda la diócesis, puso de manifiesto el cariño y la esperanza que despierta la incorporación de nuevos ministros al servicio del Pueblo de Dios. Al finalizar la celebración el Sr. Obispo destacó que «en este año tenemos un nuevo sacerdote y un nuevo diácono, no cabe duda de que son signos claros de Esperanza».

La jornada se convirtió en una auténtica fiesta de fe y de comunión, en la que la Diócesis de Teruel y Albarracín dio gracias por estos nuevos dones que fortalecen la vida eclesial y pastoral de sus comunidades.

Este artículo se ha leído 153 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas