Manos Unidas colaborará con el empoderamiento femenino en 25 aldeas indígenas de Bastar (India)

Ascen Lardiés
22 de enero de 2022

La delegación diocesana de Manos Unidas Campaña contra el Hambre se ha marcado este año como objetivo la colaboración con el proyecto “Empoderamiento de la mujer tribal en 25 comunidades de Bastar (India)” La iniciativa, que ya está en marcha, atenderá a mujeres, niños y adolescentes de 845 familias de la comunidad indígena Gond, que viven en aldeas dispersas de cuatro municipios del distrito de Bastar. En total, calculan 1.175 beneficiarios directos y 5.534 indirectos, a través del apoyo a la economía local y a las mejoras sanitarias en un proyecto del que financiarán 69.613 euros.

“Es una de las comunidades más afectadas por la pobreza, la enfermedad, sin protección…, caldo de cultivo para la explotación y para los movimientos extremistas violentos”, resumió la coordinadora de Manos Unidas, Genoveva Buatas, al subrayar a las mujeres y sus hijos como la población más vulnerable de este territorio. En el marco de la Campaña 63, bajo el lema Nuestra indiferencia los condena al olvido, presentó los ejes de un proyecto que desciende a cuestiones tan concretas como la compra de ganado, la puesta en marcha de fábricas de chanclas o el acceso de mujeres a créditos blandos para que “sean motor de desarrollo y crecimiento en su ámbito”.

Como explicó Asun Bardají, voluntaria de MU diocesana, “son compromisos de cercanía y generosidad” ante una realidad de desigualdad que la pandemia ha agravado. En 2020, recordó, casi un tercio de la población mundial no tuvo acceso a los alimentos adecuados; en 2021, 9 de cada 10 personas de los países empobrecidos no han tenido acceso a la vacuna contra el Covid. De ahí el reto, siguió, de alzar la voz para hacer visibles los rostros de quienes viven en una vulnerabilidad extrema.

El compromiso cuenta cada año con la generosidad de los diocesanos que en 2021 sumaron 60.455,59 euros para Manos Unidas, entre donativos de parroquias, iglesias, entidades, colegio… e incluso de actividades, con las dificultades que la situación sanitaria va causando. Lo resumió el responsable de las cuentas de la oenegé, Victoriano Parrilla, que repasó al detalle las aportaciones que el año pasado permitieron ayudar a 170 familias indígenas de once comunidades Mbya de Paraguay.

El obispo, Ángel Pérez, cerró la presentación recordando los primeros pasos de Manos Unidas hace 60 años, de la mano de mujeres seglares, que hoy siguen levantando la voz “pidiendo no para casa sino para fuera de casa”. Su labor es una “alarma”, como la de otras entidades diocesanas, que ayuda a llevar las “luces largas. Manos Unidas ve más allá. Y no hay nada que se propongan que no consigan”. Don Ángel afirmó que “la enfermedad más letal es la indiferencia” y animó a ser generosos y dejarse contagiar por una “revolución de la justicia” ante la realidad incomprensible de que haya personas que no tengan algo para llevarse a la boca. “Qué triste que tengamos que ser noticias por algo que nos avergüenza”, resumió.

El consiliario diocesano de Manos Unidas, Nacho Cardona, disculpó su asistencia pero hizo llegar la oración de Pedro Casaldáliga Manos Unidas, con la que se cerró la presentación.

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