¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?
1.- Oración introductoria.
Señor, la palabra “fariseo” es una de las que más me molestan en el evangelio. Ellos, con apariencia de ferviente religiosidad, fueron los que más se enfrentaron contigo. Se llamaban los “separados”, los que se preparaban para la venida del Mesías, los sabios frente a los ignorantes que no conocían la Ley. Despreciaban a los demás. Tú, Señor, los conocías muy bien cuando dijiste que eran como “sepulcros blanqueados”. Haz que yo sea sincero, humilde, que no me crea mejor que nadie. Haz que nunca sea fariseo.
2.- Lectura reposada del Evangelio: Mateo 15, 1-2. 10-14
Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, y le dicen: ¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados?; pues no se lavan las manos a la hora de comer. Luego llamó a la gente y les dijo: Oíd y entended. No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre. Entonces se acercan los discípulos y le dicen: ¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra? Él les respondió: Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-Reflexión
El Señor perdonó todo tipo de pecadores: a los ladrones, a los mentirosos, a las prostitutas. Pero no pudo con los fariseos, los que se creían mejores que los demás, los que se apoyaban en sus obras para comprar el cielo, los que se justificaban a sí mismos. En esa parábola del fariseo y el publicano Jesús los definió muy bien. El fariseo se presenta a decirle a Dios lo bueno que es y consigue hacer la oración más estúpida de toda la Biblia: “Gracias, Señor, porque yo no soy como los demás”. ¿Habrá cosa más bonita que ser como los demás? Ni más que nadie, con complejo de superioridad; ni menos que nadie con complejo de inferioridad. Todos iguales. Todos hermanos. Y lo peor de todo es que el fariseo despreciaba a los demás; en concreto a ese publicano que no hacía más que decir: “Ten piedad de mí. Soy un pecador”. Éste salió del templo justificado, es decir, justo, bueno, santo. El fariseo salió del templo con todos los pecados que tenía y uno añadido: el de soberbia. A Dios se puede ir de dos maneras: por las malas, (como el fariseo) en plan de exigencia o por las buenas, (como el publicano) en plan de indigencia. No es cuestión de “puños cerrados” sino de “manos abiertas”.
Palabra del Papa.
El Papa Francisco llamó a los cristianos a permanecer atentos frente a los fariseos de hoy, laicos, sacerdotes u obispos, más preocupados por los preceptos que por las personas. “Estaban, por decirlo de un modo, ‘almidonados’. Eran rígidos. Y Jesús conocía sus almas. Esto nos escandaliza porque ellos se escandalizaban de las cosas que hacía Jesús cuando perdonaba los pecados, cuando curaba en sábado. Se rasgaban los vestidos y decía: ‘¡Oh, qué escándalo! Ese no es de Dios porque hace eso’ Francisco señaló que a esas personas “no les importaba la gente, sólo les importaba la Ley, los preceptos”. Este fragmento del Evangelio sirvió al Papa para advertir a los cristianos de hoy que estén “atentos ante los rígidos. Estad atentos frente a los cristianos, ya sean laicos, sacerdotes u obispos, que se presenten como ‘perfectos’, rígidos. Estad atentos porque el Espíritu de Dios no está en ellos. Les falta el espíritu de libertad. Por último, también invitó a “permanecer atentos con nosotros mismos”. (16-octubre-2018)
4.- Qué me dice a mí este texto ya meditado. (Silencio)
5.- Propósito. Hoy procuraré tener coherencia entre lo que creo y lo que vivo.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, al acabar mi oración me siento muy bien por dentro. He descubierto tus sentimientos más profundos. Con esos sentimientos de honradez, de humildad, de fraternidad, ¿quién no querrá estar contigo? Por otra parte, nos llamas a estar alerta con los fariseos de siempre: los que se creen mejores que los demás; los intransigentes, los de corazón duro, los que ponen la ley por encima de las personas. Gracias, Señor, por tus buenos consejos.