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La teóloga Cristina Inogés anima a la participación en un sínodo histórico para la Iglesia

Ascen Lardiés
13 de diciembre de 2021

La teóloga y escritora zaragozana Cristina Inogés recuerda que el sínodo nos hace protagonistas de un momento histórico en la Iglesia. Lo dijo en las XIV Jornadas de Formación de Juntas de Gobierno de Cofradías de Barbastro, en las que debería haber participado el año pasado y que la pandemia obligó a retrasar. Los tiempos, sin embargo, han hecho que su intervención llegara en el momento preciso: en plena fase diocesana del Sínodo de la sinodalidad.

«Toda la Iglesia está en Sínodo y no de Sínodo», repitió varias veces en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón Cristina Inogés, miembro de la Comisión Metodológica del Sínodo en el que estamos inmersos. El matiz, en y no de, no es menor porque el Santo Padre ha cambiado la estructura de una convocatoria en la que todos estamos llamados a ser protagonistas. «Estamos tan en sínodo ahora como en la asamblea de octubre de 2023», añadió.

Esta teóloga, que pronunció una de las dos meditaciones previas a la apertura del Sínodo de los Obispos en Roma, argumentó la importancia de este en concreto porque «es la primera vez que un Papa nos convoca a todo el Pueblo de Dios y porque la situación de la Iglesia está bastante mal. Nos gusta mucho engañarnos pero la realidad nos está demostrando que el problema lo tenemos dentro».

Por eso, subrayó, la pregunta sinodal clave puede ser «Iglesia, ¿qué estás dispuesta a escuchar de ti misma?» Esa escucha activa, en los zapatos del otro, obliga a salir a buscar «fuera de los márgenes», asumiendo que «ser parte de la Iglesia no significa que la Iglesia sea de nuestra propiedad».

Inogés animó a trabajar en las preguntas planteadas a la iglesia universal, a contextualizarlas en lo local y a concretar las respuestas «tras unos minutos de silencio, de abriros al Espíritu. Cuando os abráis a estas cuestiones, veréis que lo que el papa Francisco nos está preguntando es por qué no somos felices en la Iglesia».

A su juicio, es necesario hacer un diágnostico de los problemas eclesiales, entre los que señaló la crisis del abuso de poder y sus ramificaciones. El remedio vendrá acompañado de «claridad -ir hasta el fondo- y de caridad. porque quienes han cometido incluso delitos también son víctimas de sí mismos».

Sinodal y laica
Con confianza en los efectos de un sínodo «revolucionario», evocó los orígenes de una Iglesia sinodal y laica a la que animó a regresar. «Nadie tiene un papel en la iglesia pero todos tenemos un lugar que nos da el Bautismo», diferenció antes de insistir en la corresponsabilidad de cada uno en una situación que «entre todos hemos creado. Podemos hacerlo, porque esto es el Espíritu el que lo ha puesto en marcha».

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