Un grupo de Carmelitas Misioneras Teresianas celebró el pasado 2 de julio una misa votiva en la capilla del antiguo Palacio Episcopal de Barbastro, donde se ordenó sacerdote en 1836 su fundador, el beato Francisco Palau i Quer. La eucaristía, que presidió el sacerdote José Mairal, se inscribe en la ruta palautiana que estas religiosas recorren cada año y de la que forman parte los lugares significativos en la vida y obra de este sacerdote: su ciudad natal, Aitona, la casa madre de Tarragona y, en Graus, la casa fundada por el Padre Palau el 2 de enero de 1866. Esta es, además, la única que conserva el edificio original, donde se constituyó la comunidad.
En esta ruta participaron la hermana sor Inés Fernández, vicaria general y encargada de la formación de la congregación, así como cuatro religiosas juniors: dos de Madagascar, una de la República Democrática del Congo y otra de Ecuador. Estás últimas realizan, en los dos primeros años de profesión, el Juniorado Intercongregacional en Paterna (Valencia). Desde Aitona se sumaron dos hermanas, una de ella la superiora de esta comunidad, natural de Ruanda. Y desde Graus lo hicieron la superiora, sor María Jesúsc Marcos, con la hermana Aquilina y Rosario Torres, animadora de la Comunidad. Tras la eucaristía, el obispo saludó a las religiosas y compartieron charla y café en el Paseo del Coso de Barbastro.
Hace 155 años que las Carmelitas Misioneras Teresianas llegaron a nuestra diócesis, donde actualmente una comunidad de siete hermanas se dedica de forma preferente a la actividad pastoral parroquial y diocesana, a la celebración de la Palabra como animadoras de la Comunidad en los pueblos de la unidad pastoral y al voluntariado en Residencia de Ancianos. La orden cuenta en la actualidad con unas 800 religiosas y está presente en países de América, África, Asia o Europa.