Cada Navidad, los voluntarios de la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes, en coordinación con los grupos de Pastoral de la Salud, van a visitar a los enfermos y les hacen un obsequio. Un año es una medalla, otro una estampa o una botellita con agua de Lourdes. En este año tan singular, el obsequio también lo es porque han regalado 300 rosarios, distribuidos ya en Monzón, Barbastro. Graus, Fraga, Tamarite, Campo, Binéfar y Binaced.
Y es un rosario muy especial por varios motivos. En primer lugar, porque va dentro de una cajita con la imagen del 25 aniversario de la primera peregrinación diocesana al santuario de Lourdes, que el pasado 2020 no pudieron realizar presencialmente. La labor desarrollada a lo largo de estos años ha consolidado que en el mes de agosto peregrinen una media de 300 personas y, con la participación del obispo, Ángel Pérez, se considere este acto como inicio del curso diocesano.
«Ya que no hemos podido ir, al menos que sientan en sus manos a la Virgen. Además, es una forma de que, al rezarlo, nos sintamos todos unidos«, explica el presidente de la Hospitalidad y delegado de Pastoral de la Salud, José María Sistac. Otra característica de este blanco rosario es que se ilumina en la oscuridad y así «nuestros mayores se pueden sentir siempre acompañados por la Virgen«, señala la secretaria de la Hospitalidad, Julia Baldellou. La Hospitalidad espera poder realizar en este 2021 las actividades conmemorativas del XXV aniversario de la peregrinación diocesana.