La Diócesis de Barbastro-Monzón se reunió el Martes Santo, como es tradicional, para celebrar la Misa Crismal en la que los presbíteros diocesanos renovaron sus promesas sacerdotales y se bendijeron los Santos Óleos y el Santo Crisma. La Catedral de Barbastro acogió la solemne eucaristía en la que numerosos fieles arroparon y aplaudieron a sus pastores, revestidos de blanco. Los cuatro arciprestazgos estuvieron representados no solo por sus sacerdotes sino también por los seglares y consagrados que participaron bien como lectores u oferentes en una celebración que enmarcó la presentación de los consejos laicales de las ocho unidades pastorales, «las ocho grandes parroquias», de la diócesis.
Más de cuarenta hombres y mujeres ponen al servicio de Dios su «tiempo, cualidades y gracias de forma voluntaria, gratuita y para servir», subrayó don Ángel. «Todos los aquí presentes respondemos al único mandato que el Señor nos dio: anunciar el Reino de Dios. Dicho de otra manera, que nadie se pierda», añadió. «A los sacerdotes, por el sacramento del orden, nos ha constituido el Señor en servidores vuestros; a vosotros, a todos, por el bautismo, nos ha constituido en fermento en medio de la masa», afirmó.
En la Misa Crismal se bendijeron los Santos Óleos de los catecúmenos -entregados por dos candidatos al Bautismo- y de los enfermos -portados por representantes de Pastoral de la Salud-, y se consagró el Santo Crisma, que llevaron ante el altar varios confirmandos. «Dios te busca, Dios te sana, Dios te unge», sintetizó el obispo para referirse a cada uno de estos elementos que se utilizarán durante todo el año para la administración de los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.