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El Papa León XIV invita a “diseñar nuevos mapas de esperanza” en el 60º aniversario de Gravissimum educationis

David López
29 de octubre de 2025

Sesenta años después de la declaración conciliar Gravissimum educationis, el Papa León XIV vuelve a poner la educación en el centro de la evangelización. En su nueva Carta Apostólica, titulada “Diseñar nuevos mapas de esperanza”, el Pontífice anima a toda la comunidad eclesial a redescubrir la educación como “la trama misma de la evangelización”, donde el Evangelio se convierte en gesto, relación y cultura.

El documento, publicado este 28 de octubre, recorre la historia de la educación católica como “la historia del Espíritu en acción”. A lo largo de un prólogo y nueve apartados, León XIV reflexiona sobre los grandes desafíos del presente y traza un horizonte de esperanza para las instituciones educativas de la Iglesia: desde las escuelas parroquiales y universidades hasta los espacios digitales emergentes.

Fuente: Vatican News

La persona, brújula de la educación

“El derecho a la educación es universal, y la familia sigue siendo la primera escuela de humanidad”, recuerda el Papa. Frente a una visión instrumental o meramente técnica de la enseñanza, advierte que “una persona no es un perfil de competencias ni un algoritmo predecible, sino un rostro, una historia, una vocación”.
Por eso, subraya, “la educación no es solo transmisión de contenidos, sino aprendizaje de virtudes. Se forman ciudadanos capaces de servir y creyentes capaces de dar testimonio, hombres y mujeres más libres, que ya no están solos”.

Escuelas que son comunidades vivas

León XIV dedica un pasaje especial a la escuela católica, a la que define como “un entorno en el que se entrelazan la fe, la cultura y la vida”. No se trata —dice— de una mera institución, sino de una comunidad viva, donde “la visión cristiana impregna todas las disciplinas y todas las interacciones”.
En esa línea, invita a los educadores a asumir su misión “más allá del contrato de trabajo”, recordando que “su testimonio vale tanto como sus lecciones”.

Una constelación educativa

La carta introduce una imagen novedosa y sugerente: la de la “constelación educativa”. El Papa describe el universo de la educación católica como “una red viva y plural”, formada por centros de todo tipo —desde colegios hasta plataformas digitales—, que brillan con luces propias pero unidas por una misma vocación de servicio.
“Las constelaciones —escribe— reflejan sus luces en un universo infinito. Como en un caleidoscopio, sus colores se entrelazan creando nuevas variaciones cromáticas. Así también nuestras instituciones educativas, abiertas al diálogo con la sociedad civil, las autoridades públicas y los sectores productivos”.

Educar en los nuevos espacios

Otro de los ejes del texto es la presencia de la Iglesia en los entornos digitales. León XIV invita a “navegar los nuevos espacios” sin miedo, pero con discernimiento. “Las tecnologías deben estar al servicio de las personas, no sustituirlas”, advierte.
El Papa anima a “reforzar la formación digital de los docentes, promover la didáctica activa y el aprendizaje-servicio, y evitar cualquier tecnofobia”. “El punto decisivo —añade— no es la tecnología, sino el uso que hacemos de ella”.

Herederos del Pacto Educativo Global

La Carta Apostólica retoma también la herencia del Pacto Educativo Global promovido por el Papa Francisco, al que León XIV llama “estrella polar” de su pensamiento pedagógico.
Sus siete caminos —centrar la persona, escuchar a los jóvenes, promover la dignidad de las mujeres, reconocer a la familia, abrirse a la inclusión, renovar la economía y cuidar la casa común— siguen siendo, afirma, “la base de una auténtica fraternidad educativa universal”.

Un laboratorio de discernimiento

El documento concluye con una llamada profética: “La educación católica puede ser un faro: no un refugio nostálgico, sino un laboratorio de discernimiento, innovación pedagógica y testimonio profético. Diseñar nuevos mapas de esperanza: esta es la urgencia del mandato”.

Y con un último deseo que condensa todo su magisterio:

“Pido a las comunidades educativas que desarmen las palabras, levanten la mirada y custodien el corazón. La educación no avanza con la polémica, sino con la mansedumbre que escucha”.

El Papa invita así a pastores, laicos, consagrados, docentes y estudiantes a convertirse en “coreógrafos de la esperanza”, constructores de un mundo donde educar sea siempre un acto de fe, de servicio y de amor.

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