A las puertas de la Navidad, la actividad se multiplica en el obrador del Convento de las Hermanas Clarisas de Monzón y el aroma a dulces anuncia la labor que realizan. Lo que bien podría parecer una estampa de un bullicioso taller navideño es la realidad cotidiana de las hermanas, que están inmersas en su campaña más importante del año, elaborando de manera totalmente artesanal su extenso catálogo de dulces festivos.
Sor María del Carmen, religiosa a cargo del obrador, confirma que están “a tope” y que la producción de este año está resultando «desbordante». La campaña fuerte comenzó justo después del 4 de octubre, festividad de san Francisco, para un grupo de empresas que solicitan lotes.
«Estamos ya rondando los 2.000 turrones, si no los hemos pasado ya», revela Sor María del Carmen, quien destaca el ingente trabajo que implica este volumen. Así, aunque normalmente son tres las hermanas fijas en el obrador, la campaña navideña moviliza a toda la comunidad, en la elaboración y en las tareas de empaquetado, etiquetado y retractilado.
La clave del éxito, además de la calidad, es el minucioso proceso artesanal. Turrones como el de yema, nuez y fruta, todos de base de mazapán, se pesan individualmente y son paleteados a mano para darles su forma característica.
Si bien la variedad de dulces es amplia, el producto estrella indiscutible sigue siendo el Panettone. «Estamos rondando los mil», ríe sor María del Carmen, subrayando que incluso se ven obligadas a hacer tandas dobles debido a la alta demanda, manteniendo un número limitado de pedidos para preservar la calidad.
Del obrador salen turrones de chocolate (con leche y almendras tostadas, negro y blanco), de mazapán (fruta, yema y la receta propia de nuez, el más vendido en su categoría), dulces de caja como polvorones de avellana, mantecados de vino blanco y canela, pastas de Navidad con sabor a limón, y el tradicional mazapán, además de los empanadones y los Roscones de Reyes, solo por encargo.
La fama de los dulces de las Clarisas de Monzón trasciende las fronteras locales. Sor María del Carmen relata con asombro cómo los productos han viajado a lugares remotos. «Una amiga se llevó y me dijo: que sepas que van a llegar a Etiopía… y han llevado a Suiza o a Inglaterra...», afirma.
Esta campaña es vital para la economía del convento. La ayuda de las empresas y de los particulares no solo les permite sostenerse, sino que también les proporciona una gran satisfacción al saber que sus elaboraciones estarán en las mesas de tantos hogares en estas fechas tan señaladas.
La intensa labor de producción continuará hasta los días previos al 22 de diciembre. A partir de esa fecha, el obrador se detiene para que las hermanas también puedan dedicarse a la vida de comunidad, a preparar la liturgia y a decorar el convento con sus numerosos belenes para vivir la Navidad «intensamente».