La Asociación de la Tercera Edad de Binéfar y Comarca ha tenido este domingo, 7 de septiembre, su eucaristía anual en la que rinde homenaje a los socios, especialmente a los que han cumplido noventa años. Durante la celebración presidida por el obispo de Barbastro-Monzón en la iglesia de San Pedro Apóstol de Binéfar se destacó el valor de la vejez y el legado que las personas mayores dejan a la comunidad.

En su homilía, Mons. Ángel Pérez Pueyo agradeció a los mayores por la vida y el legado que han dejado en la comarca de la Litera. También elogió al presidente de la asociación, Julio, y a la junta por su «exquisita sensibilidad» al promover estos encuentros y por creer que «al mundo lo salvará la ternura».

Su intervención se centró en la idea de que la etapa más significativa de la vida no es la juventud o la madurez, sino la vejez vivida con «sentido y profundidad». En este sentido, señaló que en esta etapa, el Señor invita a las personas a ser plenamente ellas mismas, a ser libres, serenas, generosas, compasivas, íntegras y humildes. El obispo subrayó que el «rescoldo encendido de la fraternidad» de los mayores ilumina y da calor a la vida de la comunidad.

Don Ángel hizo hincapié en que lo más valioso que se puede ofrecer no son las cosas, sino la vida misma. Los mayores, según el discurso, son «maestros de esa ofrenda», habiendo entregado su tiempo, esfuerzos y alegrías a lo largo de los años. La homilía concluyó animando a los asistentes a ver la vejez no como una pérdida, sino como una «gran oportunidad de dar la vida con amor, hasta el final».

Los mayores, dijo, son la «memoria viva» que nos recuerda que el amor gratuito es lo único que permanece. Además, se destacó que la familia y la comunidad son la verdadera seguridad y que «no hay edad en la que no se pueda amar y ser amado».

La celebración concluyó con una oración final en la que se pidió salud, paz y alegría para los nonagenarios homenajeados. También se pidió por aquellos que sienten el peso de los años, la soledad o la enfermedad, y se rogó que todos aprendan a vivir esta etapa de la vida como la más auténtica y fecunda.