Carta del Arzobispo de Zaragoza: Cien años de la fiesta de Cristo Rey

Carlos Escribano Subías
21 de noviembre de 2025

Se cumplen cien años de la institución de la Fiesta litúrgica de Cristo Rey. Fue en 1925. Después de la Primera Guerra Mundial y con ocasión del 1600 aniversario del Concilio de Nicea, el Papa Pío XI instituyó la fiesta con la encíclica «Quas Primas». Fue en el 325, del que este año se cumple el mil setecientos aniversario, cuando se celebró el primer concilio ecuménico en la ciudad de Nicea, en Asia Menor. Allí se definió la divinidad de Cristo contra las herejías de Arrio: “Cristo es Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero”. El papa Pío XI resaltó en esta encíclica que el mejor modo de que la sociedad civil obtenga justa libertad, tranquilidad y disciplina, paz y concordia es que los hombres reconozcan, pública y privadamente, la realeza de Cristo.

Fue en 1969 cuando el papa San Pablo VI dio a la fiesta su actual título: Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo; y la trasladó al último domingo del año litúrgico ya que la fecha original de la fiesta era el último domingo de octubre, esto es, el domingo  inmediatamente anterior a la festividad de Todos los Santos. Pero con la reforma de 1969, se trasladó al último domingo del Año Litúrgico, para subrayar que Jesucristo, el Rey, es la meta de nuestra peregrinación terrenal, dándole a la fiesta un marcado acento escatológico. El Año Litúrgico recorre toda la vida de Jesús (nace en Adviento/Navidad, muere y resucita en Cuaresma/Pascua). Al terminar el ciclo, la Iglesia nos recuerda que la historia de la salvación no termina con la Ascensión, sino que tiene un destino final: la manifestación gloriosa y definitiva de Jesucristo como Rey Universal. Al celebrar a Cristo como Rey del Universo, la fiesta nos saca de la rutina de los domingos ordinarios y nos hace mirar hacia ese día final, cuando el Reino de Dios se complete en su plenitud. Es una inyección de esperanza y un recordatorio de que estamos caminando hacia esa meta.

El papa Benedicto XVI nos habló de la realeza de Cristo: “El título de «rey», referido a Jesús, es muy importante en los Evangelios y permite dar una lectura completa de su figura y de su misión de salvación. Se puede observar una progresión al respecto: se parte de la expresión «rey de Israel» y se llega a la de rey universal, Señor del cosmos y de la historia; por lo tanto, mucho más allá de las expectativas del pueblo judío. En el centro de este itinerario de revelación de la realeza de Jesucristo está, una vez más, el misterio de su muerte y resurrección. (…) Precisamente ofreciéndose a sí mismo en el sacrificio de expiación Jesús se convierte en el Rey del universo, como declarará él mismo al aparecerse a los Apóstoles después de la resurrección: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.» (Mt 28, 18). (Benedicto XVI, Ángelus 22-11-2009).

Terminamos el año litúrgico con esta preciosa Solemnidad. Nos preparamos para iniciar el Adviento y comenzar de nuevo. Os animo a ser, en este año Jubilar, peregrinos de esperanza para poder colaborar en la instauración del Reino de Dios, donde Cristo mismo es el Rey.

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