En un rincón escondido, discreto, cercano a la plaza del Pilar de Zaragoza, en la calle San Voto con esquina Don Jaime, se encuentra La Artesa, un proyecto solidario y de sensibilización de Caritas. Allí se vende el resultado de diferentes proyectos de acompañamiento, sustento, financiación y formación que Cáritas lleva a cabo en diferentes lugares necesitados del mundo.
Ahora que es Navidad y que los belenes reinan en todos los hogares cristianos, La Artesa muesta orgullosa en su escaparate una rica variedad de nacimientos procedentes de Perú, Bolivia, Bangladesh y Palestina. Cada uno con su estilo y lo mas importante, con grandes historias humanas en el backstage.
Ayuda internacional
Uno de los muchos proyectos emprendidos por Cáritas para ayudar a las familias necesitadas del mundo, comenzó hace 15 años en Palestina, facilitando suministros sanitarios. Más tarde, esa aventura solidaria evolucionó y Cáritas emprendió ‘Tejer la paz’, asegurando el sustento familiar a través de mujeres que hacían cruceta. Y en 2010, empezaron a colaborar con la cooperativa ‘The Holy Land handicraft’ de BeitSahour. Esta cooperativa, que da de comer a 55 familias, trabaja artículos de madera, entre ellos, los famosos belenes, tallados con los restos de la poda de los olivos. La mujer que hay al frente de esta cooperativa, Basma, nació en Palestina y a los cinco años emigró con su familia a Perú. Despues de la universidad volvió a sus raíces y descubrió que allí estaba su sitio: “Enseguida me identifiqué con los principios del comercio justo, pienso que a través de él se puede conseguir la paz en Belén”.
Mercedes y Pilar, responsables de Cooperación Internacional de Cáritas en Zaragoza aseguran que “es importante el canal de venta que les proporcionamos porque ayudamos a las familias que sufren el paro a causa de los conflictos que ahuyentan a los turistas. Además, es una vía de sensiblización sobre la situación que viven los cristianos palestinos”.
Hay más historias, más sonrisas de esperanza gracias a Cáritas. En Bolivia, por ejemplo donde esta institución colabora con la ONG local K’Anchay que evita que los niños tengan que recorrer tantos kilómetros diarios para llegar al colegio gracias a la construcción de internados. En ellos pueden vivir entre semana y además se les forma para manejar huertos y carpas solares (invernaderos).
Varias mujeres de Mauritania tienen un futuro gracias a Cáritas. Ahora ya saben fabricar pareos y pañuelos que comercializan en Aragón. Gracias Cáritas por ese porvenir que regaláis a los últimos de la tierra.