Opinión

Ángel Calvo Cortés

Hacia una Iglesia Sinodal

Y si lo celebramos… como se merece?

27 de mayo de 2025

En un tiempo en el que somos tan dados a conmemorar efemérides y aniversarios, no está de más recordar que se cumplen ahora los 40 años de la celebración del Sínodo de Zaragoza, una experiencia de comunión, corresponsable y evangelizadora, que encaja perfectamente con el actual movimiento sinodal de la Iglesia y sobre el que ya publicamos una entrada que lleva por título A vueltas con el Sínodo Diocesano (1984-1986).

El propósito del mismo estaba expresamente orientado a la puesta en práctica de la eclesiología del Concilio Vaticano II en la diócesis de Zaragoza. Los dos grandes temas que articulan el desarrollo de la participación de todo el Pueblo de Dios a lo largo de dos intensos años de trabajo y discernimiento comunitario no pueden ser de mayor actualidad: La Iglesia es una comunidad viva de creyentes en la que todos somos corresponsables (1984-85) y La Iglesia tiene como misión anunciar el evangelio al mundo, compartiendo sus angustias y esperanzas (1985-86).

Visto en perspectiva, el acontecimiento adquiere su verdadera dimensión si tenemos en cuenta la alta participación, la general implicación y liderazgo del clero, su orientación práctica y pastoral, la estrecha conexión entre oración, reflexión y acción, sus opciones metodológicas y sus 80 propuestas encuadradas bajo los epígrafes de: Una Iglesia comunión, comunidad (1-9); Una Iglesia corresponsable (10-15); Una Iglesia evangelizadora y misionera (16-29); Campos o Áreas de evangelización – pastoral de niños, pastoral de juventud, matrimonio y familia, fe y cultura, pastoral de marginados, pastoral obrera, pastoral rural, y pastoral sanitaria- (30-70); Sacramentos y evangelización (71-80). Y, si bien es verdad que las opciones y propuestas pastorales no son de estricta aplicación hoy en día, sin embargo, el hecho en sí de su celebración y su expresa cualidad sinodal han orientado la propia comprensión de la Iglesia en estos años y explican de alguna manera la sintonía y familiaridad con la que muchos diocesanos se han involucrado en el actual proceso sinodal.

Sería, pues, oportuno rememorar aquel momento de Iglesia, no tanto por su interés histórico, sino por la profunda conexión que se da con el acontecimiento vivido estos tres últimos años en la Iglesia universal. Como diócesis, estamos llamados a reavivar el legado de aquellos trabajos a modo de celebración conmemorativa. Pero, como quiera que estamos un poco saturados de actos protocolarios, lo que proponemos simple y llanamente es que la conmemoración consista en la apertura de un nuevo proceso de trabajo, reflexión y puesta en práctica del Documento final del Sínodo para que, en esta nueva fase de implementación del Sínodo (hasta 2028)nos pongamos de una vez por todas manos a la obra.

En el Encuentro de grupos sinodales del pasado 12 de abril, se puso de manifiesto la idea de que el el objetivo fundamental que tenemos como diócesis en este momento es el de la reforma de estructuras y la conversión sinodal y, para ello, tendríamos que diseñar el plan diocesano de pastoral en relación con este objetivo. A nuestro modo de ver, creemos que lo primero y más importante ahora es hacer una opción preferente por el itinerario sinodal 2025-26 mencionado en la Carta del cardenal Grech. Es más, lo que proponemos es que el plan de pastoral para los dos próximos años no sea otro que el de llevar a cabo la implementación del Documento final del Sínodo.

Pendientes como estamos de acoger las orientaciones que tienen que llegar estos días de la Secretaría general del Sínodo, se nos brinda el próximo curso la oportunidad de hacer un nuevo plan pastoral en clave sinodal y entre todos, pensando primero en el ser y después, consecuentemente, en el hacer. Una auténtica experiencia de crecimiento como Iglesia sinodal, a condición de que todos podamos participar en su diseño a partir de la relectura y actualización de aquel Sínodo diocesano ya lejano pero, sobre todo, tomando muy en serio las prioridades de la Síntesis Diocesana de mayo de 2022.

Esta es nuestra propuesta: Celebrar el 40 aniversario del Sínodo Diocesano de Zaragoza y hacerlo no de cualquier manera, sino como se merece, es decir, prolongar su legado aplicándonos con decisión y entusiasmo a la tarea que en estos momentos tenemos encomendada como Iglesia local. Nosotros, por nuestra parte, y como siempre, dispuestos a participar activamente en este proceso.

Grupo sinodal de San Carlos. Diócesis de Zaragoza

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