Cochabamba: Un año marcado por la pandemia

Como cada año, la Diócesis de Tarazona celebra el día de la Misión diocesana de Cochabamba mañana, 6 de enero, día de la Epifanía del Señor. Y como cada año los sacerdotes que se encuentran allí desempeñando su labor nos cuentan en una carta sus impresiones.

2021, en Cochabamba, ha sido un año marcado por la pandemia. Ha habido mucho sufrimiento. Han sido muchas familias las que han sufrido la pérdida de un ser querido sin poder acompañarle en las últimas horas, vivir el duelo correspondiente una vez fallecido. Muchas las familias que no ha podido internar a un familiar por falta de espacio en los hospitales. Muchas familias que han tenido que emplear el poco dinero que tenían en la compra de medicamentos y se han quedado en la nada. Muchas familias que han perdido el trabajo o sacan poquísimo de lo que venden porque la gente ya no compra como antes. Muchas familias que no tienen dónde vivir, porque no pueden pagar el alquiler que antes podían pagar.

EL TRABAJO CON NIÑOS
El trabajo con los niños de las guarderías ha sido de modo virtual, tal como exigían las autoridades competentes. Se ha perdido el valor de la presencia, pero se ha ganado en creatividad. Se confeccionó un libro de ejercicios para que los realizaran en casa acompañados por los padres. La educadora, de manera virtual, explicaba a los niños la manera de realizar el ejercicio.

Se ha ganado también en dedicación de los padres acompañando a los niños en sus tareas. Seguramente la enseñanza virtual no es lo mismo que la presencial, pero estamos contentos de los resultados obtenidos. Cada quince días se tenía una entrevista presencial con los niños y sus padres y se les apoyaba con alimentos, material de limpieza e, incluso juguetes. Los padres de los niños han salido muy contentos y agradecidos de esta experiencia.

El comedor se ha utilizado para acoger a los niños y adolescentes que no disponen de Wifi en sus casas o no tienen celular con el apoyo de una educadora. Lo mismo han hecho las hermanas del Amor de Dios en el centro Jerónimo Usera. A bastantes hemos tenido que proporcionarles móviles o tabletas para que pudieran participa de las clases virtuales.

El aspecto religioso se ha vivido con bastante normalidad, excepto la celebración de las fiestas de cada capilla que se ha realizado lo mínimo imprescindible.
La catequesis y grupos de la parroquia se ha realizado de forma virtual y cada vez más presencial, pero hemos salido adelante y no se ha perdido ningún grupo de los que había. El Espíritu del Señor ha estado con nosotros.

Con el apoyo económico de la Fundación “Cristo Vive” hemos ofrecido un curso de corte y confección a un buen número de mujeres y hombres, así como otro curso de gastronomía. Bastantes de las/os participantes podrán realizar trabajos de costura y de comidas que les ayudarán a proporcionar a sus familias una forma de aumentar sus ingresos económicos para subsistir.

Además, con el apoyo de la fundación “Cristo Vive” hemos abierto un Centro de Día para ancianos que viven, o pasan muchas horas, solos.

No cabe duda que se ha sufrido mucho, pero la gente no se ha venido abajo y se sigue celebrando los pequeños acontecimientos con alegría, sin que falten la canción, la danza y el compartir alimentos.
Es verdad que, al principio, el cuidado y protección ante el virus nos ha distanciado, pero después nos ha unido en la fraternidad espontánea que procede de nuestro hermano mayor, Jesucristo, como no podía ser de otra manera.

Por otra parte, seguramente se ha ganado en generosidad. Se presentan personas diciéndonos que contemos con ellos ante cualquier situación de necesidad. Todo lo que hemos hecho y vivido lo hemos realizado como acción de Dios con el apoyo imprescindible que viene de vosotros, miembros activos de nuestra Diócesis de Tarazona.

GRACIAS A TODOS
Gracias a vuestra solidaridad que reconocemos y animamos, en nombre de Dios, a mantenerla y aumentarla muchos niños tienen un buen plato de comida en su mesa, tienen un puesto en la guardería y el comedor con atención extraescolar.

Una familia, muchas de ellas con la ausencia del padre, puede seguir viviendo en una casa alquilada o en un par de cuartos que les hemos proporcionado. Además, pueden tener médico, dentista y sicóloga que les atienda.
Recuerden que todo esto es a Cristo a quien se lo hacemos.

Muchas gracias Dios y a todos vosotros.

Florián Cuenca y Prosper Mbabazi

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