SALMO 33
1 Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos;
2 dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
3 cantadle un cántico nuevo acompañando los vítores con bordones:
4 que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
5 él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.
6 La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos;
7 encierra en un odre las aguas marinas, mete en un depósito el océano.
8 Tema al Señor la tierra entera, tiemblan ante él los habitantes del orbe:
9 porque él lo dijo, y existió, él lo mandó, y surgió.
10 El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos;
11 pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
12 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
13 El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres;
14 desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra:
15 él modelo cada corazón, y comprende todas sus acciones.
16 No vence el rey por su gran ejército, no escapa el soldado por su mucha fuerza,
17 nada valen sus caballos para la victoria, ni por su gran ejército se salva.
18 Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
19 para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
20 Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo;
21 con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos.
22 Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
INTRODUCCIÓN
El salmo es un himno al Dios Creador y Señor de la Historia. Israel ha conocido primero a Dios actuando en la historia y después ha reflexionado sobre el Dios Creador. La historia, con sus vicisitudes humanas y morales, pertenece a Yahvé. El señorío ilimitado de Yahvé es acontecimiento presente que transforma la visión superficial del mundo y ofrece unas realidades nuevas. En el salmo 33 se celebra también la acción providente de Dios creador. Para el salmista hay un universo cargado de sentido. El cosmos es un complejo ordenado que Dios ha creado por la palabra (Gn 1; Sal 8; Job 38-41).
El salmo tiene tantos versos como letras el alfabeto. Cuando se trata de alabar una obra tan maravillosa, al salmista le faltan palabras, todas las letras le parecen pocas. A Dios no sólo hay que darle lo bueno, hay que ofrecerle siempre lo mejor.
MEDITACIÓN-REFLEXIÓN
Es bueno alabar al Señor. (v.1)
La palabra que usa el salmista para hablar de la aclamación es reman que en hebreo equivale a emitir sonidos ruidosos con una intensa emoción. Se usa para ponderar una alegría exultante. Esa alegría sólo puede estar en el hombre, criatura inteligente.
La creación entera está muda y triste, como una guitarra que no es pulsada por el hombre. “En los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras” (Sal. 136). Sólo cuando el hombre canta y alaba al Señor, toda la creación canta con él. «¡Cielo, grita de alegría por lo que Dios ha hecho! ¡Lancen vivas, abismos de la tierra! Montañas y bosques con todos sus árboles, griten llenos de alegría. Porque el Señor ha mostrado su gloria libertando a Israel» (Is 44,23).
El hombre bueno es el que canta y agradece al Señor todos los beneficios. E invita a la creación entera a unirse a su alabanza.
Dios necesita cantores que canten y hagan cantar a la creación entera. “Un arpa estaba colgada arriba de la cama de David y cuando se acercaba la media noche, venía sobre ella el viento del septentrión y ella sonaba sola y David súbitamente se levantaba y se ocupaba de la ley hasta que venía el alba” (Rabbi Simeone). El viento (la creación) le despierta para la alabanza.
¿Quién puede cantar un cántico nuevo?
El salmista nos invita a cantar un cántico nuevo (v.3). Pero ¿quién lo puede cantar? Lo nuevo no es en relación con el tiempo, sino en relación con el sonido de júbilo que retumba rompiendo la categoría de tiempo y espacio. Un joven puede cantar un cántico viejo, lleno de tristeza, de cansancio y de aburrimiento. Un viejo puede cantar un cántico nuevo, lleno de gozo, de ilusión y de esperanza. Un canto es nuevo cuando despierta en nosotros nuevos sentimientos y emociones hacia Dios y hacia nuestros hermanos. “El canto que agrada al Padre es vuestra unión” (S. Ignacio Mártir) Los que creemos en Jesús, sólo podemos cantar un cántico nuevo si hemos aceptado, como norma de vida, el mandamiento nuevo del amor.
«Los instrumentos inanimados también quieren cantar”....
Los instrumentos de cuerda (v.3) tienen que llenarse de júbilo. Todos ellos han de servir para ofrecer a Yavé una ovación de belleza y poder desconocidos; un recital sin igual por la obra creadora y misericordiosa de Dios. El salmista, al evocar la obra de Dios, quiere poner alma y vida a las cosas creadas y así éstas puedan tributar un homenaje de adoración y alabanza al Creador.
La armonía de las criaturas transparentan a Dios y el pecado revela la opacidad del hombre.
En Dios existe una total coherencia entre sus palabras y sus acciones, entre lo que dice y lo que hace. “La palabra de Dios es sincera y todas sus acciones son leales”. (v.4). Un mundo en orden, en armonía, aun sin palabras, desde su verdad, nos está hablando de Dios. Un mundo en desorden, en deslealtad consigo mismo, está ocultando su verdad, y es la manifestación más clara del pecado. Dios, no sólo dice verdades, Él es la Verdad, que se desparrama en sus criaturas. Cuando éstas se desvinculan de Dios, de la verdad de Dios, se llenan de opacidad. Ya no revelan sino que velan el rostro de Dios. “Y cambiaron la verdad de Dios por la mentira” (Ro. 1,25). Por eso, el pecado más deleznable para Jesús es el de la hipocresía.
Dios es el Señor de todas las cosas.
El cielo indica ese gran espacio superior poblado de astros. Éstos no son dioses, como creían los babilonios, (Sab. 13,2) sino criaturas de Dios que están a su servicio. Los mares con sus corrientes y oleajes son los elementos rebeldes a quienes Dios los sujeta. Como una mujer encierra en su recipiente el agua de la fuente, así Dios reúne y guarda a los océanos recalcitrantes. Todas las fuerzas de la creación están controladas por Dios
Los proyectos son de los hombres, pero El Proyecto es de Dios.
Bella antítesis entre los proyectos de Dios que se realizan siempre y los de los hombres que siempre fracasan.(v.10-11). “Haces un proyecto y se rompe. Haces un discurso y no sale” (Is 8,10). Es la experiencia de cada día. Todos nuestros proyectos han de ser subordinados al proyecto de Dios.
TRASPOSICIÓN CRISTIANA
Cristo es nuestro canto.
“En el cielo Cristo Resucitado no deja de glorificar al Padre por la Resurrección que ha obrado en favor de todos los hombres” (Ef 2,4-7)
“Llenaos del Espíritu Santo siempre en salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todas las cosas a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5,18-20)
Se canta con la vida. ”
Tú cantas, sí, tu cantas, lo entiendo. Pero que tu vida no lleve en contra el testimonio contra tu lengua. Cantad con la voz. Cantad con el corazón. Cantad con la boca. Cantad con la vida. Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Quieres dar gloria a Dios? Dais gloria a Dios si vivís en el bien”.
“Este salmo es bendición para los fieles, alabanza a Dios, himno del pueblo, aplauso de todos, palabra universal, voz de la Iglesia, profesión y canto de fe, expresión de auténtica devoción, alegría de libertad, grito de júbilo… A modo de “cítara” de voces múltiples y diferentes hacen una bella melodía. El salmo canta el surgir del día y resuena su voz en el ocaso” (San Ambrosio).
ACTUALIZACIÓN.
En este salmo Dios mira desde lo alto y lo ve todo. Está metido en nuestra historia, pero siempre respetando nuestra libertad. Es verdad que Dios es providente, pero nosotros no creemos en Dios porque creemos en la Providencia, sino que creemos en la Providencia porque creemos en Dios.
Los pueblos paganos han creído en los astros y los han tenido por “divinidades”. Fue la fe del Pueblo Judío la que “desmitifica” y dice que los astros no son dioses sino criaturas al servicio del verdadero Dios. ¿Cuáles son las divinidades del hombre de hoy? ¿El culto al cuerpo? ¿El futbol? ¿El ídolo del dinero? ¿El ídolo del placer inmediato? Si ponemos el corazón en esos ídolos, poco a poco, nos vamos vaciando, nos amos embruteciendo, cada día nos sentimos menos personas. Sólo si Cristo nos libera, seremos verdaderamente libres y felices.
PREGUNTAS
- ¿Vivo mi vida cristiana en un tono festivo y gozoso?
- ¿Miro a mis hermanos de mi comunidad o de mi grupo cristiano, con la misma mirada con que me mira Dios? ¿Es una mirada limpia, positiva, creadora?
- Es mi vida de fe: ¿alegre, entusiasta, contagiosa? ¿A cuántos he contagiado?
ORACIÓN
“Cantad al Señor un cántico nuevo”
Te doy gracias, Señor, porque te gusta lo nuevo. Cada mañana llegas a nosotros con una nueva luz y nos despiertas con una nueva y suave brisa. Cuando estuviste aquí en nuestro mundo nos dijiste que lo viejo ya había pasado y que había que estrenar un mundo nuevo. En tu evangelio nos hablas de un nuevo vino, un nuevo Templo, una nueva vida. Y, para festejar la novedad de tu evangelio, yo quiero cantarte hoy un cántico nuevo: el canto de mi nuevo amor.
“Su misericordia llena la tierra”
Esta tierra nuestra con sus espinos y abrojos está llena de injusticias y maldades. Pero, sobre este mar de miseria, brota de Ti un ancho e inmenso río de amor que envuelve toda nuestra miseria y la convierte en un mar de misericordia. Dejadme, Señor, zambullirme en el mar de un infinito amor.
“El Señor se fija en todos los hombres”
La mirada del Señor es universal: abarca a todas las personas. El negro y el blanco; el sabio y el ignorante; el niño y el anciano. Todos están arropados por la mirada de Dios. No hay una persona en el mundo a la que Dios no mire con cariño. El que alimenta las aves del cielo y viste los lirios del campo no puede desentenderse de nosotros, sus hijos.
“El modeló cada corazón”
Qué alegría me da el pensar que este corazón mío ha sido pasado y repasado por tus dedos. Lo has modelado Tú. Es una auténtica obra de artesanía la que has hecho con él. Y, porque lo has creado Tú, está siempre agitado e inquieto, mientras no descansa en Ti. Tú has puesto en él como un imán para atraerlo hacia Ti. Déjame, Señor, ser atraído, ser arrastrado, ser cautivado por Ti.
“Con él se alegra nuestro corazón”
Danos, Señor, la alegría profunda, la que llega hasta dentro, la que penetra en nuestro corazón. No quiero alegrías baratas, superficiales, que apenas rozan la piel y después nos dejan en una tristeza profunda. Toca, Señor, mi corazón por dentro para que salte de gozo en tu presencia.