Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Siempre es tiempo de cuidado… y de cuidarse

29 de julio de 2025

Del cuidado personal: comida, bebida, limpieza personal, relaciones humanas, amabilidad, buenas costumbres… (Pónganse en el orden que cada uno crea que es el mejor. Pueden añadirse otros aspectos)

Del cuidado de los demás: respeto, solidaridad, trato cordial, palabras amables, comprender debilidades, perdonar, valorar, agradecer… (Pónganse en el orden que cada uno crea que es el mejor. Pueden añadirse otros aspectos)

Del cuidado de la creación: cunetas sin basura de ningún tipo, limpiar para evitar incendios, cuidado con las colillas, cristales y otros objetos inservibles en Punto Limpio… (Pónganse en el orden que cada uno crea que es el mejor. Pueden añadirse otros aspectos)

Del cuidado en primavera, verano, otoño e invierno. Especialmente en verano y lugares de vacación: monte, playa, pueblos acogedores… (Pónganse en el orden que cada uno crea que es el mejor. Pueden añadirse otros aspectos)

Pero, lamentablemente, no todo es ‘cuidado’ en nuestro mundo. En muchos ambientes o en el ambiente general se da, sobre todo la competición a ultranza, que exige triunfar. La bondad es propia de ingenuos, blandos y débiles en una sociedad que valora ante todo el poder, la dureza, la fuerza arrolladora.

La delicadeza nos convierte en víctimas fáciles del abuso, blanco de aprovechados. O, peor aún, nos delata como débiles perdedores que ocultan su falta de ambición bajo un disfraz de sentimientos fraternos. Y así podemos empezar a dudar si no será malo ser bueno.

Quienes apuestan por cuidar a los suyos, lo hacen con amor y cariño, ajenos al abandono del cuidado en muchos ambientes. Padres y abuelos en Residencias por sistema, no. Sí cuando es por un deterioro que necesita cuidados especiales que no se pueden ofrecer en familia.

Estas personas que ‘cuidan’ en familia solo son valoradas por quienes los conocen y les ayudan. Pero sus historias no son consideradas por muchos a quienes no les interesa tomar ejemplo de ellos.

No se suelen valorar y proponer estos ejemplos a la sociedad. Más bien se proponen o se ofrecen historias de campeones que derrotan a otros y así triunfan. Y en ellos nos fijamos y nos detenemos a saber más de su historia.

Por el contrario, no tenemos en cuenta a las personas entregadas a los cuidados porque nos recuerdan nuestra fragilidad común. Nos recuerdan que todos somos dependientes de otros. En mucho, que a veces ni nos fijamos ni agradecemos

Todas las familias nos parecemos en que tenemos siempre a alguien que necesita ayuda en algún aspecto de su vida o en problemas que le acosan-.

Además, los psicólogos y otros científicos nos dicen que todos tenemos impulsos solidarios, que también son innatos, tan poderosos como los del interés propio. Nos dicen que la competencia mueve la sociedad, pero en realidad la sostienen los cuidados. Reservamos la luz de los focos para los líderes triunfantes del deporte, la empresa o la política, ocultando entre sombras a quienes velan y acompañan, en la heroicidad del consuelo

El papa Francisco, en su mensaje para el año 2021, propone “la cultura del cuidado como camino de paz necesario para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día. Los eventos, que han marcado el camino de la humanidad en el último año, nos enseñan la importancia de hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad”.

Y presenta la “gramática del cuidado: la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres y los indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación.

Cuidar del otro, que es nuestro hermano, y del entono creacional, que es nuestro hogar, es vocación de todos. Según el relato bíblico, el Creador cuida al ser humano poniéndolo en el paraíso; incluso cuida de Caín que ha matado a su hermano. Pero el pecado de Caín está bien claro: no ha sido guardián de su hermano Abel ni lo ha cuidado. Yahvé pide a la primera pareja que cuide de la creación. Con esa experiencia de Dios, Jesús pasó por el mundo curando heridas, y manifestó su experiencia en la impresionante parábola del samaritano.

Hasta septiembre. Hagamos de agosto un tiempo de ‘cuidado’.

 

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