¿Se puede hablar de Dios sin nombrarlo? Sí, a través de «la belleza» y «el amor».

Raúl Romero López
21 de octubre de 2019

Salmo 45

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2 Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos

a un rey: mi lengua es ágil pluma de escribano.

3 Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama

la gracia, el Señor te bendice eternamente.

4 Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo;

5 cabalga victorioso, por la verdad y la justicia, tu diestra

te enseñe a realizar proezas.

6 Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden, se

acobardan los enemigos del rey.

7 Tu trono, oh Dios, permanece para siempre, cetro de

rectitud es tu cetro real.

8 Has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el

Señor tu Dios te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

9 A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos, desde los

palacios de marfiles te deleitan las arpas.

10 Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha

está la reina enjoyada con oro de Ofir.

11 Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna:

12 prendado está el rey de tu belleza, póstrate ante él, que él es tu señor.

13 La ciudad de Tiro viene con regalos, los pueblos más ricos buscan tu favor.

14 Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes; la siguen sus compañeras.

16.- Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real.

17 «A cambio de tus padres tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra’

18 Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, los pueblos

 

 

INTRODUCCIÓN

 

         Estamos ante un salmo diferente de todos los del salterio. Aquí no hay cantos ni oraciones a Yavé, ni siquiera enseñanzas de tipo moral. Es un canto profano, un poema para el rey. Se trataría de un epitalamio, es decir, de un cántico nupcial, al estilo del cantar de los cantares. Al leerlo, la belleza se mete por todos los sentidos.    El amor humano, la belleza creada, es paradigma del Dios-Amor. En el amor humano se lee a Dios. Si existe el amor, existe Dios: “Quien ama conoce a Dios” (1Jn 4,8). El destinatario del poema debió haber sido un rey histórico concreto. ¿De qué rey se trata? Los autores no se ponen de acuerdo “El poema supera lo histórico, más que de una realidad se trata de una creación poética en la que se acumula lo bueno y lo bello que hay en lo humano” (A. González).

El  P. Alonso SchökeL nos dice: “Hoy día la opinión dominante es que en su origen el salmo se refería a un rey de Judá, que más tarde se comenzó a proyectar hacia el Mesías… sin excluir del todo su sentido literal histórico”.  Por tanto, tenemos derecho de poder leer el salmo con ojos cristianos, más aún, con mirada de “enamorados”. Cristo es el esposo y la Iglesia es la esposa. Así hacemos del salmo una lectura gozosa y jugosa. “El cristiano encuentra en el salmo 45 la atmósfera y tema de una contemplación ferviente y eficaz” (A. Deissler).

 

MEDITACIÓN-REFLEXIÓN.

 

Cuando el amor ya no puede contenerse…

 

El poema es como un manantial que brota de dentro y no puede contenerse. ”Me brota del corazón” (v.2) Lo que dice lo expresa desde lo íntimo de su ser. El verso fluye fácil como cuando un escribano de oficio escribe sin pararse a pensar (Notemos que en aquel entonces no se escribían más de 72 palabras a la hora). Cuando dos personas se quieren mucho, están muy enamoradas, tienen miedo a que las palabras no sepan expresar lo que, por dentro, están sintiendo. Si se atreven a hablar, siempre lo hacen con mucha humildad, pidiendo excusas: “Perdona, por lo poco que te digo, cuando digo que te quiero”. Y es que el amante es consciente de la cantidad de afectos, emociones y sentimientos que se pierden en ese breve trayecto que hay del corazón a los labios”.  Para los cristianos nuestro verdadero rey, nuestro auténtico esposo, es Cristo y éste Resucitado. Él ha muerto por amor y los primeros cristianos más que hablar de Cristo «cantaban a Cristo». Usaban más la poesía que la prosa. En los primeros años se fraguaron los famosos himnos cristo-lógicos. Debajo de la corteza de tales himnos debemos descubrir la alegría, la pasión y el entusiasmo de nuestras primeras comunidades cristianas. El cristiano de todos los tiempos debe ser un «bonito poema» para Cristo. Su lengua se mueve siempre a impulsos del corazón. Qué lejos de los verdaderos cristianos quedan aquellos fariseos que “honraban a Dios con los labios, pero su corazón estaba lejos de él” (Is. 29,13).

 

El más bello de los hombres… (v.3)

 

El salmista quiere comparar al rey con los personajes más famosos de la historia sagrada. De Saúl se ponderaba la corpulencia; de David la belleza; de Salomón la sabiduría. Todas esas cualidades se han dado cita en este rey, el cual supera todas porque goza de una eterna bendición de Dios, Para un cristiano la belleza de Cristo debe ser objeto constante  de admiración y contemplación: “Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura; y, yéndolos mirando, con  sola su figura, vestidos los dejó de su hermosura” (San Juan de la Cruz)

 

Un Rey que defiende a los pobres (4.8)

 

Una de las tareas propias del rey es defender al pueblo en caso de guerra. Su lucha es por la verdad y la justicia. Y esto lo bendice Dios. «El que gobierna a los hombres con justicia… es como luz de la mañana al levantarse el sol» (2Sam 23, 3-4). En el Antiguo Testamento se dice que «Dios es un guerrero» (Ex 15,3). En el Nuevo Testamento este guerrero usa unas armas especiales: el amor, la verdad, la dulzura, la justicia.

 

Una de las tareas más bonitas del rey era la de defender al pobre y oprimido frente al rico que tenía medios para sobornar. Y esta tarea agrada tanto a Dios que consagra a su rey con un ungüento precioso. La ceremonia se acompañaba con una fiesta. Para los cristianos Jesús es el Mesías, es decir, el ungido por antonomasia. Él recoge todas las unciones importantes del Antiguo Testamento: las de sacerdote, profeta y rey. Los cristianos llevamos el perfume de Cristo. Por donde pasamos llevamos el buen olor de Dios (2Cor 2,15). Lo nuestro es perfumar al mundo. ¿Con qué aroma? Con el de la justicia, la honradez, la transparencia, el amor.

 

Un olor  a  mirra, áloe y acacia (v. 9)

 

Se habla del esplendor de la corte en las ceremonias nupciales.

Mirra: es una goma resinosa de gusto amargo, aromática, transparente y crece en un árbol de Abisinia.

Aloe: planta perenne de la familia de las liliáceas, de cuyas hojas se extrae un jugo resinoso, amargo y aromático empleado en medicina.

Acacia: árbol de las limosáceas que destila en sus especies goma arábiga. Este grupo de tres perfumes famosos quiere significar toda la variedad de perfumes de Oriente.

“El rey abandona ahora su uniforme bélico y aparece con traje nupcial. El olfato se recrea en los olores, la vista se deleita en la belleza de los salones revestidos de marfil y el oído se embelesa con el tañido del arpa” (Ángel Aparicio”.. De Cristo, venido de Oriente, podemos decir que tiene todos los colores; huele a todos los perfumes y posee todos los sabores.

 

Escucha, mira y olvida (v. 11)

 

La reina es extranjera y debe dejar muchas cosas: la patria, la familia, los amigos, el entorno en que ha vivido. El rey le da un consejo: le pide que mire, que escuche, que atienda la oportunidad que se le ofrece. Ciertamente, debe abandonar un pasado, pero se va a encontrar con un futuro inmensamente mejor. El rey no sólo le ofrece sus tierras, sus tesoros, sus esclavas. Es él mismo el que se le ofrece pues de ella está perdidamente enamorado.

 

Escucha. Pasemos al terreno simbólico. La palabra que la nueva esposa, la Iglesia, debe recoger fervientemente de su querido esposo es ésta: «escucha». La esposa está a la escucha de su esposo: de sus gustos, de sus deseos, de sus requerimientos.  Y lo que escucha es una ley interior, la del corazón, la ley del amor. «Ya no guardo ganado, ya no tengo otro oficio, que ya sólo amar es mi ejercicio» (S. Juan de la Cruz).

 

Mira.  Se trata de dos esposos enamorados. Es normal que quieran mirarse y admirase. Y esto hace que el amor no envejezca. Cuando en un amor falta la ilusión, entra la rutina, el cansancio y el aburrimiento.  “El amor ni cansa ni se cansa” (San Juan de la Cruz)

 

Olvida… Hay un recuerdo, lleno de nostalgias, que puede hacer daño a la joven esposa: el recuerdo de su casa, de su familia, de lo vivido antes de la boda. Hay que estar muy enamorado para vencer la tentación del pasado. Dejas los padres, pero a cambio, Dios te  ha dado un bellísima esposa que te dará  hijos (v.17) que serán tu gozo y tu alegría, y tu mejor herencia. En esta boda no se han impuesto “razones de estado” sino el amor y la belleza.

En el caso del cristiano sería recordar un pasado antes del conocimiento de Jesús. San Pablo, después del encuentro con Cristo, «dejó lo que quedó atrás» y se lanzó a lo que tenía por delante, lo cual, era infinitamente más bello que todo su pasado (Fil 3,7s}. El cristiano que “ha puesto su mano en el arado no puede ya volver atrás” (Lc. 9,62). ““¿Qué mirarán los ojos que de su rostro vieron la hermosura, que no le sea enojos?” (Fray Luis de León).

 

TRASPOSICIÓN CRISTIANA

 

“Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola. Mediante el lavado del agua con la palabra, a fin de presentársela así gloriosa, sin mancha o arruga o cosa semejante, sino santa e intachable” (Ef. 5,25-27)

 

“Es Él quien le da “vestirse de lino brillante, puro, pues el lino son las obras justas de los santos”. Y quien le adorna progresivamente” (Ap. 19,8; 20,2)

 

«Eres el más bello de los hombres. La belleza de Cristo debe ser objeto constante de admiración y de contemplación. Bello Dios, Verbo junto a Dios; bello en el seno virginal donde, sin perder la divinidad, asumió la humanidad; bello el Verbo nacido y sin palabras; pues cuando no hablaba, cuando mamaba, cuando lo llevaron en brazos, los cielos hablaron, los ángeles cantaron himnos … Bello en el cielo, bello en la tierra; bello en el seno; bello en mano de sus padres; bello en los milagros, bello en los azotes; bello cuando invita a la vida, bello cuando desprecia la muerte; bello entregando la vida, bello recuperándola; bello en el leño, bello en la tumba, bello en el cielo». (San Agustín)

 

“Si la belleza ha de salvar el mundo” aquí “no se trata de una belleza cualquiera, sino la belleza del E. Santo, la belleza de la mujer vestida de sol” (Evdokimós).

 

“La joven esposa, en la que vemos a la comunidad de los creyentes, a la Iglesia, recibe la imitación a alejarse de la mentalidad del mundo para pertenecer totalmente al rey, para formar con él una nueva familia, no la que nace de la carne o de la sangre, sino del amor del Esposo que la ha elegido. Y esto, para toda la comunidad en general y para cada uno de los creyentes en particular”  (Vincenzo Paglia).

 

ACTUALIZACIÓN.

 

Este salmo es muy apropiado para la problemática actual  de los matrimonios.

 

“Cada pareja humana, vinculada por el amor y fascinada por la belleza, puede ser la pareja inmortalizada en este salmo” (Ángel Aparicio).

 

El Papa Francisco nos ha dejado una bella exhortación sobre este tema. Y arranca de algo muy importante: “La alegría del amor” Y esta alegría, para que sea auténtica, debe inspirarse en el amor de Dios.

 

Algunas frases del Papa en este documento:

“en la naturaleza misma del amor conyugal está la apertura a lo definitivo”. El amor en el matrimonio no es sólo un medio de realización personal sino un camino seguro para ir a Dios.

“Los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida  plena de su Resurrección”. El Papa quiere que se hable de la Resurrección del Señor no por vía de ciencia o de razonamientos humanos sino a través de una experiencia positiva del amor humano.

“La pareja que ama y genera la vida es la verdadera “escultura” viviente capaz de manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios”. El Papa convierte a la familia en un ICONO VIVIENTE DE Dios. Detrás de cada experiencia auténtica del amor humano, se experimenta a Dios.

 

La belleza humana también es camino hacia Dios.

«El verdaderamente bello es Dios y todo lo que hay de bello y gracioso en el mundo es manifestación de su belleza. Y porque Él ha creado al hombre a su imagen -bello y radiante- siempre que se habla de lo bello, todas las médulas del ser se sienten en dirección de Él, atraídos hacia Él» (Al-Kasciani, místico persa).

“En los dones del soberano se hace visible la mano eficaz de Dios que bendice, y por eso el rey es bello y justo” (Ravasi).

 

PREGUNTAS

 

1.- Dios es amor. ¿No es esto suficiente para  saltar de gozo?

 

2.- ¿Sé impregnar de amor todas las acciones del día?

 

3.- ¿Qué imagen de Dios estoy transmitiendo? ¿Una imagen de un Dios frío,         lejano, aburrido? ¿O una imagen de un Dios cercano, acogedor, amigo, de la vida y de la fiesta?

 

ORACIÓN

 

«Me brota del corazón un poema bello”

Señor, la oración de hoy es una gozada para mí. Me brota, me sale espontánea con una fuerza irresistible. Y me sale de dentro, de lo más íntimo de mi ser. No hay leyes, ni normas, ni reglamentos que me impulsen a orar. Es la fuerza del amor que bulle dentro de mí y estalla. Pero, ¿Qué es aquello que me brota con tanta fuerza? Un poema bello: me nace la alabanza, la glorificación, la alegría de amarte y decirte ¡Qué bello eres! ¡Qué maravilloso! Déjame quedarme así sin palabras, en un silencio profundo, contemplando tu hermosura…

 

«Escucha, hija, mira, olvida»

Escucha” Señor, como el rey Salomón quiero hacerte una petición: Dame un corazón que escuche. No quiero escuchar con los oídos externos. Tu suave y dulce voz sólo se oye por dentro, con el oído interior. Ahí quiero escuchar tus palabras tiernas y delicadas.

«Mira«… Sí, quiero mirar. No quiero simplemente ver, sino mirar, es decir, contemplar. Mirar con la mirada del Espíritu, con la mirada de la fe. Que vea las cosas tal y como Tú las ves. Yo siempre quiero mirar con tus propios ojos y descubrir tu hermosura.

«Olvida«… Sí, quiero olvidar mi pasado al margen de Ti. Quiero olvidarme de todo lo que yo he vivido sin contar contigo. Incluso quiero olvidarme de mí mismo, para tener mi recuerdo siempre en Ti.

 

«Póstrate  ante él, que él es tu Señor

Hoy necesito postrarme, caer de bruces ante Ti. Adorarte. Y ésta quiero que sea, de aquí en adelante, mi actitud permanente. Cuando te adoro, lejos de esclavizarme, me siento libre. Al adorarte sólo a Ti, dejo de adorar a las criaturas y reconquisto mi señorío sobre las cosas, mi libertad interior. Gracias, Señor, porque he descubierto que en la adoración a Ti está mi plena realización como persona.

 

«Quiero hacer memorable tu nombre»

En este salmo no quiero pensar en mí mismo, sino sólo en Ti. Déjame gozar llevando tu nombre con orgullo a todos.

 

 

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