Revisión de vida, aprender y estudiar desde casa

Si hace unas semanas Acción Católica General de la diócesis de Tarazona nos mostraba su revisión de vida en estos meses de pandemia, hoy son sus jóvenes los que nos dan su perspectiva sobre qué ha significado estudiar en casa, los hábitos que han tenido que cambiar, sus preocupaciones sobre lo que va a ocurrir con este curso académico que todavía no ha terminado, pero también cómo les ha servido para reflexionar sobre lo que han hecho mal y lo importante que es actuar porque «Jesús nos invita a que estos meses no hayan sido un tiempo perdido, podemos mejorar nuestras actitudes, no perder el tiempo.» También a que es muy importante saber agradecer el esfuerzo que otros, los profesores, hacen y han hecho por los alumnos.


MOTIVACIÓN

Todos los altibajos en nuestras vidas, pueden suponer mermar nuestro estado de ánimo. El 14 de marzo cuando nos sobrevino el estado de alarma, a pesar de no saber muy bien que nos esperaba, los Jóvenes de Acción Católica, no quisimos dejar pasar por alto la oportunidad de analizar la realidad, a través de la metodología de la Revisión de Vida, para que el Padre nos ayudará reflexionar y discernir, como estamos viviendo la situación de tener que realizar las clases desde casa y todo lo que ello supone.

En este documento hemos querido recoger lo escrito en nuestras aportaciones individuales, Son frases, párrafos, reflexiones, llenas de vida, expresado como hemos vivido esto de dar las clases en casa, dejándonos interpelar por la Palabra de Dios.

¡Compartir es vivir! Esperamos que os ayude, interpelándoos, y que hagáis en ejercicio, como nosotros lo hemos hecho.

VER

Somos conscientes de que la educación está pasando por un momento difícil para todos, tanto estudiantes como profesores. La situación es totalmente inaudita, extraña, compleja y sobre todo llena de incertidumbre. El hecho de que nadie sepa qué va a pasar, ni durante cuánto tiempo, hace que  sea difícil llevar a cabo un plan a seguir.

El mundo no puede detenerse del todo, tenemos que hacer valer lo que hemos hecho y lo que podemos hacer.

En general, todos disponemos de medios tecnológicos y conocimientos  para realizar las clases y hemos aprendido a usar las nuevas herramientas y  adaptarnos a la nueva situación. En alguna casa, nos hemos tenido que adaptar el número de equipos a los que estamos o poner horario para utilizar el ordenador “bueno.” En la mayoría de los centros (con diferencia de unos profes a otros) ya utilizaban aplicaciones informáticas y eso ha ayudado. Con cada profesor nos conectamos de una manera distinta. Hay profesores de avanzada edad, a los que les resulta más difícil aprender los nuevos sistemas. A veces hay fallos de conexión, dificultades técnicas… pero en general todo va bien.

En todos los casos, al que no disponía de medios el centro se los ha hecho llegar (tablets, sobre todo).

Hemos encontrado dificultad en poder concentrarnos, bien por estar varios en casa, o por las tentaciones normales del hogar: móvil, nevera… No es lo mismo estar en clase que recibirlas por videollamada o videos vía internet. Es más difícil prestar atención durante mucho rato y ponerte a estudiar un día tras otro tú sólo.

Al principio, nos ha costado adaptarnos. La novedad de la situación ha hecho que andemos un poco despistados, agobiados. Las primeras clases eran un descontrol ya que nadie sabía nada sobre cómo funcionar o cómo se hacían ciertas cosas. Ahora estamos mucho más tranquilos y nos estamos organizando mejor.

 Hay algunas asignaturas en las que nos hemos visto más saturados y en otras en las que no hacíamos casi nada, pero poco a poco nos hemos adaptado, como a todo. Las Matemáticas y las carreras técnicas,  donde se necesita compresión, han sido más difíciles de dar y entender.

La mayoría de los profesores hacen lo necesario para que podamos aprender más y mejor, pero siempre hay alguna excepción. Depende de la asignatura y de cómo explica, si explica.

Hay dos tipos de profesores:

  • Los que se preocupan y hacen videoconferencias para explicar la materia, suben vídeos, archivos de video y audio a la plataforma de docencia virtual, incluso dan clases por video conferencia para resolver dudas, dan bastante margen para entregar las tareas y suelen estar atentos al correo durante todo el día. Se nota que se esfuerzan.
  • Y los que nos dicen que estudiemos por nuestra cuenta y se despreocupan, los que se pasan con la tarea y otros que no resuelven nuestra dudas, incluso ni corrigen nuestra tarea.

Es de agradecer que los del primer tipo estén mostrando interés porque nosotros aprendamos. Entendemos que a los profesores también les ha costado adaptarse.  Durante estos días, cada profesor se ha organizado de diferente manera, sabemos que muchos de ellos han empleado más tiempo que si hubiéramos dado las clases normales pero otros se han implicado menos. Hay algunas asignaturas en las que estamos avanzando en las que se aprende peor, porque empezamos tema nuevo, lo explican mal y nos tenemos que valer por nosotros mismos.

Lo positivo es que estamos aprendiendo a mirarnos las cosas solos y no esperar a que lo haga todo el profesor. 

Entendemos que es importante, crear una rutina de estudio aunque es verdad que hay momentos en los que nos da mucha más pereza estudiar.

Hay carreras en las que para superarlas es necesario hacer prácticas, que se quieren hacer individuales. De esta forma se pierde riqueza de grupo.

Las experiencias de exámenes han sido positivas, ya que no han sido difíciles. Con las dificultades de estar vía internet, ya que en alguna ocasión que el sistema se colapsaba. Hacemos autoevaluaciones, sin nota para que nosotros mismos veamos nuestro progreso.

Nuestra actitud ha sido de expectación ante lo que venía. Una sensación de no saber qué iba a ocurrir prácticamente constante. Pero también una actitud de hacer lo posible por llevar las cosas de una manera normal, no perdernos, sino intentar aprender como si hubieramos ido a clase, aunque en ocasiones estuviéramos con desaliento.

La actitud en el resto de las clases ha sido positiva, casi todo el mundo se conecta y estamos activos. Nos han podido las ganas de no perder el curso y de trabajar para sacarlo como si no hubiera cuarentena. También ha habido rechazo ante cualquier cosa que no convenciera. En general, no nos han tenido en cuenta.

Nos preocupa, que no avancemos materia y al año que viene nos hagan trabajar el doble por esta situación. Nos preocupa cómo van a evaluar, nos han mandado trabajos y después de hacerlos, no sabemos si van a contar como nota. Hay gente que se está jugando mucho este curso. Entendemos que hay que adaptar los exámenes y la evaluación a las circunstancias dadas. Se podría dar más peso en la nota final a las evaluaciones anteriores antes que a esta última.

En general, estamos orgullosos de cómo estamos llevando la situación, hemos descubierto que somos capaces de hacer cosas  que no pensábamos que podríamos hacer. Hemos aprendido a ser más positivos y estar siempre con una sonrisa en la cara porque “es lo que toca” y es mucho mejor pasarlo contentos. Hemos aprendido a valorar lo que tenemos.

Nos están enseñando otra forma de aprender: aprender por uno mismo que es, muchas veces, la mejor forma de aprender. El organizarse es importante para  ahorrar mucho más tiempo y puede ser más eficaz. Sin embargo, yo me quedo con las clases presenciales y sociabilizarme con toda la gente posible.

Esta situación nos ha ayudado a estar más unidos con la familia, amigos y vecinos aunque a veces hayamos echado de menos a los compañeros de clase.