No se puede aclamar a Dios con las manos y con gritos de júbilo si no escuchamos antes el grito de los que sufren.

SALMO 47

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2  Pueblos todos, batid palmas.
Aclamad a Dios con gritos de júbilo:

3  porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra.

4  Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;

5  él nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado.

6  Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor, al son de trompetas:

7  tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro rey, tocad;

8  porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría.

9    Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado:

10   los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios de Abrahán,

porque de Dios son los grandes de la tierra, y él es excelso.

 

INTRODUCCIÓN

 Este salmo pertenece al llamado grupo de «entronización de Dios como rey». Tienen como trasfondo las entronizaciones  reales de los antiguos pueblos babilónicos. Más tarde se insertaron en el culto de Dios como rey del pueblo. Y posteriormente se amplió su sentido al considerar a Yavé como rey universal de todos los pueblos. El Padre Gelín dice que el salmo ha sido objeto de dos  lecturas: a) Durante el exilio se acentuó el aspecto «guerrero» de Dios con vistas a una liberación; b) En la tradición posterior y, siempre bajo la influencia profética, se hizo del salmo la expresión del triunfo progresivo y moral del Señor sobre las naciones con vistas a la conversión.

 

REFLEXIÓN-BÍBLICA

 Todos debemos alabar a Dios. Pero ¿Sólo con las manos? ¿Sólo con la lengua?

 «Pueblos todos, batid palmas. Aclamad a Dios con gritos de júbilo» (v.2)

“Pueblos todos”

Hay aquí mucho de hipérbole, de utopía. El salmista exige reconocimiento de Yavé como Dios supremo de todos los pueblos. Para aquella época es pedir demasiado, pero nunca es excesivo el deseo de que Dios, nuestro Dios, sea cada vez más grande y sea reconocido por todo el mundo.

«Batid palmas»  

El reconocimiento no ha de ser forzado, como cumpliendo órdenes. Ha de ser espontáneo, jubiloso, entusiasta. Esta recomendación sirve para todos los tiempos. “Dios ama al que da con alegría” (2Cor. 9,7).

«Con gritos de júbilo»…

Es la famosa terou’a de los judíos. Se trata de un sonido fuerte, hecho con una trompeta o con una aguda voz que se empleaba para animar a los soldados en la batalla. Después del exilio ese grito perdió su carácter militar y pasó a formar parte del culto judío (Esd. 3,10-13).

San Agustín nos ofrece un bello comentario a este versículo: «No os contentéis con vanas aclamaciones dejando vuestras manos ociosas… Id a Dios con la voz y con las manos. Si vosotros no dais más que vuestra voz, no es bastante porque vuestras manos quedan inactivas. Si no dais más que con las obras de las manos no basta porque vuestra lengua queda muda. Que las manos y la lengua se unan; ésta se da a la alabanza y aquellas a las buenas obras».

El Dios “¡Tremendo y fascinante!” (v.3)

Sublime significa altísimo, el Dios supremo que está por encima de todos los demás. «Impresionante, sobrecogedor por la altura, terrible por su poder, respetable por su majestad» (P.A. Schókel).

El hecho de ser terrible no implica que la aclamación no se haga bajo el signo de la alegría. En Dios se dan, al mismo tiempo, las cualidades de tremendo y fascinante. Lo tremendo significa la dimensión trascendente de la divinidad. Pero no excluye el amor que atrae y seduce.

Un Dios con tres dimensiones (4)

Se trata de las hazañas conseguidas por Yavé al conquistar la tierra. Ha habido una victoria sobre los reyes cananeos, seguida de una expulsión. En el cercano oriente era costumbre que el vencedor pusiera el píe sobre el cuello del vencido (cfr. Jos 10,24; Is 51,23; Bar 4,25).

En un sentido más amplio, se pueden ver en el salmo las tres dimensiones de Dios: Un  eje vertical que une el cielo con la tierra, el trono celeste con el terrestre. Esta  misma dimensión vertical se acentúa añadiendo profundidad: las naciones son puestas bajo sus pies. (4) Y una horizontal abarcando a los pueblos. “Un Dios que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos” (Ef. 4,6)

Un pueblo orgulloso de su Dios (v. 5)

Israel es un pueblo preferido. El mismo Dios les escogió la tierra. Ese terreno es el orgullo de un pueblo a quien Dios ama o prefiere. Y, precisa- mente por ser heredad de Dios, se convierte en el país más precioso de todos (Ez 20,6).

“Heredad suya” significa posesión viva, hecha de personas que lo aman. Un mundo donde Dios encuentra una respuesta de amor.

Gloria de Jacob Ese es el orgullo del pueblo: el ser pueblo de Dios. Y es precisamente en este pueblo en el que Yavé había puesto sus sueños: «Yo me decía: te contaré entre mis hijos y te daré un país de delicias, la heredad más preciosa de las naciones» (Jer 3,19).

“Su amado” También sobre cada uno de nosotros Dios ha tenido sueños lindos, proyectos maravillosos. «Yo me decía»… ¡Cuántas veces Dios ha hablado  consigo  mismo,  se  ha  dicho  palabras  bonitas. Y el  tema era: ¡lo que esperaba de nosotros!

Dios nunca asciende solo. Siempre lo hace con el pueblo. (6)

Según Gunkel se refiere a una situación concreta, una procesión que recuerda a la presidida por David cuando trasladan el arca a Jerusalén entre vivas y sonidos de trompetas (2Sam 6,12-15). Pero el P. Schókel nos da otra interpretación más sugestiva: Es el único texto donde se dice que «Dios sube». Así en 2Sam 6, sube el arca; en Ez 11,23 sube la gloria de Yavé, y en Num 9,21 sube la nube. Cuando se trata de Dios, lo normal es decir que baja. Por eso hay que buscar un significado especial. Subir de Egipto o salir de Egipto significa la gran subida de Dios desde la esclavitud a la tierra de la libertad. Con ellos subió Dios, el Señor”.

Dios asciende con el pueblo, aunque antes haya tenido que bajar (3,8). Es Dios quien baja a buscarnos al país de nuestras esclavitudes y nos sube hacia la tierra de la libertad. En nosotros encontramos lo más bajo de nuestras esclavitudes. En Dios alcanzamos las cimas más altas de nuestras libertades.

«Tocad para Dios, porque Dios es música”. (v.7)

En el original aparece cuatro veces el verbo salmodiad. Así suena más fuerte. La invitación se hace a los coros y músicos del templo. Dios es música. El motivo es que Yavé ha llegado a ser Rey. Pero no sólo Rey de Israel, sino Rey del Universo.

«Tú llamarás a pueblos desconocidos, pueblos que no te conocían irán corriendo a ti, porque yo, tu Señor, el Dios Santo de Israel, te he honra- do» (Is 55,5). Se trata de una página de fe, de entusiasmo y de esperanza. Por otra parte, el gozo de los santos consiste en alabar, bendecir y glorificar a Dios. Aquello que Mannati definía como «el gozo de la adoración».

«Dios no es sólo el primero. Es también  el ÚNICO (9-10)

Se alude al pueblo del Dios de Abrahán. Aquí entra en juego la vocación   universal de Abrahán según está escrito: «Te hago padre de multitud de pueblos. Te haré fecundo sin medida, sacando pueblos de ti y reyes nacerán de ti» (Gen 17,4-6).

En este texto descubrimos la verdadera fe del orante, el máximo deseo del piadoso israelita: que Dios reine sobre todo, que se le venere en todas partes. Y el deseo se convierte en auténtica profesión de fe.

En el salmo se palpa una fe entusiasta. A veces, en el seguimiento a Dios, el camino se hace duro y difícil. Pero, con todo, el que no viva el camino hacia Dios con alegría interior, con empuje, con entusiasmo, quizás él mismo está palpando que su languidez y flojera sea el signo más claro de su incredulidad. Vivir bajo el señorío de Dios es ir relativizando todo desde Él. Ir conformando la vida a los valores del reino. Ir saciando en Él las aspiraciones más profundas de la persona. Es ir conquistando, día a día, metas cada vez más altas de libertad.

 

TRASPOSICIÓN CRISTIANA

Bortolini: “Los salmos de la realeza del Señor, así como los que hablan de la  persona del rey, están cargados de una ideología que favorece la dominación y el imperialismo. Con toda su buena voluntad, el salmo 47 pretende hacer reinar a Dios por medio de los ejércitos, las armas y las conquistas de Israel.

Mirando a Jesús, el salmo 47 cobra tintes nuevos y adquiere un rumbo diferente. Jesús cambió por completo el sentido de la realeza, dando una nueva orientación al ejercicio del poder. Él  es rey universal, pero su ascensión fue a la cruz, para dar vida a todos (Jn 10,10). Desde la cruz atrae a todos hacia sí, como rey universal” (Jn 12,32)

 

ACTUALIZACIÓN

 En los últimos años la Iglesia Española ha sufrido una gran transformación, especialmente a raíz del Concilio Vaticano II. Algunos todavía añoran aquellos tiempos en que la Iglesia estaba íntimamente unida al poder político, en una clara  situación de privilegio.

Sabemos que la Iglesia, a través de su larga historia, a veces, ha pretendido ponerse incluso por encima del poder político, apartándose claramente del evangelio. Un ejemplo:

         Bonifacio VIII. Fue este Papa (1294-1303) en un famoso documento “Unam  Sanctam”, declaró: «…existen dos gobiernos, el espiritual y el temporal, y ambos pertenecen a la Iglesia. El uno está en la mano del Papa y el otro en la mano de los reyes; pero los reyes no pueden hacer uso de él más que por la Iglesia, según la orden y con el permiso del Papa. Si el poder temporal se tuerce, debe ser enderezado por el poder espiritual (…) Así pues, declaramos, decimos, decidimos y pronunciamos que es de absoluta necesidad para salvarse, que toda criatura humana esté sometida al pontífice romano».

         Todo esto está en contra del Evangelio de Jesús donde se dice:” sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande. Que sea vuestro servidor…pues el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir” (Mt 20, 25-28).

        

PREGUNTAS

 

1.- ¿Está mi corazón abierto a la alabanza? ¿Dedico tiempo a la oración de Acción de Gracias?

 

2.- En mi parroquia o grupo cristiano ¿Hay un talante de gozo, de júbilo?

 

3.- ¿Perciben los de fuera que los cristianos somos las personas más alegres y felices?

 

ORACIÓN

Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

Gracias, Señor, por esta invitación que me haces tan alegre y tan festiva. Me encanta que me llames a reír y cantar y a expresar esa alegría ante Ti como invitaste a tu siervo David a danzar delante del Arca. Quita, Señor, de todos los cristianos ese talante triste y aburrido  que tienen en las relaciones contigo. Que sepan unir «fe y alegría». Tú, cuando hablabas del Reino solías decir: «Se parece a un banquete», «a una boda» a «un festín».

 

«Él nos escogió por heredad suya»

Gracias, Señor, por haberme llamado, por haberme escogido. Todo es gracia y regalo de tu amor. Cuando Tú me miraste, mi rostro no era más bello que los otros rostros, ni mi corazón más limpio que los demás. Tu mirada creadora puso en mí su destello de tu belleza y de tu bondad. Y ahora Tú mismo te gozas y recreas en los dones que me has dado.

 

«Gloria de Jacob, su amado»

Tú, Señor, eres nuestra gloria y nuestro orgullo. Nuestras manos son para aplaudirte y nuestra boca para alabarte; nuestros pies son para buscarte y nuestro corazón para amarte. Nuestros días son para agradarte y nuestras noches son para soñarte. Nuestra vida es para servirte y nuestra eternidad para gozarte. Acepta, Dios mío, esta ofrenda existencial como el supremo homenaje hacia Tí, Señor y Dueño de todo el universo. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.