Mons. José Antonio Satué inicia su ministerio episcopal como obispo de Málaga

Diócesis de Teruel y Albarracín
13 de septiembre de 2025

La Catedral de la Encarnación de Málaga ha acogido esta mañana la solemne eucaristía de inicio del ministerio episcopal de mons. José Antonio Satué Huerto, nuevo obispo de Málaga y Melilla. La celebración, presidida por el propio Satué y concelebrada por numerosos obispos y sacerdotes, congregó a una multitud de fieles que llenaron el templo, entre ellos un nutrido grupo llegado desde Teruel, Huesca e Italia, lugares estrechamente vinculados a la vida del prelado.

En sus primeras palabras desde la sede malacitana, Satué expresó su gratitud a Dios por un camino que lo ha llevado “desde Sesa, mi pueblo natal, hasta esta tierra bendita”, pasando por Aragón, Roma, el Vaticano y la diócesis de Teruel y Albarracín, que ha pastoreado durante los últimos años.

 

El obispo articuló su homilía en torno a tres actitudes fundamentales para la vida de la Iglesia:

• Humildad: “Vengo tal como soy: grande de estatura, pero pequeño por mis limitaciones y pecados… un creyente agradecido por haber experimentado, una y otra vez, la misericordia de Dios”, afirmó, pidiendo que la diócesis de Málaga “respire humildad en sus celebraciones, en la caridad y en la denuncia profética de las injusticias”.

• Coherencia: Satué subrayó que “no basta con hablar de sinodalidad o de solidaridad: hay que vivirlas”, reclamando pasos firmes en la escucha mutua, en el cuidado de la creación y en un estilo de vida sencillo y evangélico.

• Misión: Recordó que la Iglesia no puede encerrarse en sí misma, sino “salir al encuentro de los pobres, los jóvenes sin rumbo, los inmigrantes explotados o las familias rotas”, convencido de que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”.

El nuevo obispo evocó también la figura del turolense José Molina Lario, que en el siglo XVIII pasó de Albarracín a Málaga dejando huella pastoral y social, como inspiración para su propio servicio episcopal.

La jornada estuvo marcada por la emoción de los fieles aragoneses que quisieron acompañar aSatué en este nuevo inicio. En sus palabras finales, pidió la intercesión de la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga, “para aprender cada día a decir: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

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