Monzón rindió ayer homenaje a la comunidad salesiana, asentada en esta localidad desde 1952, por su labor tanto dentro como fuera de las aulas. El auditorio san Francisco acogió el agradecimiento institucional que recibieron los sacerdotes Luis, Cirilo, Juan José, Agustín, Rufino y José Ignacio, quienes actualmente conforman la comunidad, en nombre de todos aquellos que les precedieron. Así lo expresó el alcalde, Isaac Claver, al hacer entrega de una placa conmemorativa y resaltar la gratitud de la ciudad de Monzón hacia los salesianos, “no solo por vuestra labor educativa y que tantos profesionales ha dado a muchas empresas, sino también por vuestra gran aportación en el plano social, deportivo, laboral y espiritual. Una labor callada y en silencio, tendiendo siempre la mano a los que lo necesitaban y contribuyendo a mejorar nuestra sociedad día a día”.

El obispo de la Diócesis Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, y el jefe de procesos de Ferroatlántica del Cinca (antigua Hidro Nitro Española), Juan Monter, rememoraron la historia de la comunidad salesiana y ensalzaron su trabajo. En representación de los homenajeados, Luis Mur agradeció y resaltó la buena acogida dispensada por la ciudad, ya que “estar en localidades pequeñas como la nuestra, facilita que se de una simbiosis entre nuestras obras educativas y la zona, lo que es un rasgo característico de nuestro espíritu. Nosotros expresamente tenemos la voluntad de insertarnos al máximo y relacionarnos con nuestro entorno más próximo”. Numerosos representantes municipales y del tejido social y empresarial de la capital mediocinqueña participaron en este homenaje, en el que la soprano Maria Eugenia Boix puso el broche de oro.

La impronta de Don Bosco en Monzón

A continuación, el patio interior del colegio salesiano albergó la celebración de una solemne eucaristía, presida por el obispo. «Durante 70 años, esta ciudad y esta diócesis ha tenido el gozo de tenerlos entre nosotros», señaló don Ángel, para subrayar las claves del legado educativo de Don Bosco que pone en el centro a la persona. Así mismo, hizo dos peticiones: que «nazcan en nuestras familias hijos con la voluntad de servicio como lo han sido estos hombres» y que «hay que seguir trabajando por la juventud».

A continuación, tomó la palabra el párroco moderador de la unidad pastoral de Monzón, José Antonio Castán, que leyó el decálogo de agradecimiento a los Salesianos, redactado por la comunidad de las Clarisas de Monzón y expresó la mezcla de «serenidad, gratitud y pena» en la jornada. Finalmente, y en nombre de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora, intervino Ángel Asurmendi quien comenzó su alocución, también, con un agradecimiento: «Vosotros nos habéis hecho mejores salesianos».

La comunidad salesiana comenzó a dirigir el colegio Santo Domingo Savio en 1952, que fundaron de la mano de la empresa Hidro Nitro Española en pleno auge industrial local. Nacido como escuela de educación elemental y de formación profesional, cuenta en la actualidad con alrededor de 600 alumnos que cursan estudios de ESO y bachillerato; grados medios de las ramas Administrativa, Eléctrica y Mecánica; grados superiores de Administrativa y Eléctrica; y un programa de Iniciación Profesional de Soldadura. A partir del próximo curso, los seis religiosos de la actual comunidad tendrá otros destinos aunque el centro educativo, que tendrá una gestión laica, seguirá siendo una obra salesiana.