“Y abrazando a los niños, los bendecía”
1.- Oración Introductoria.
Hoy, Señor, quiero hacer mi oración con el encanto, la sencillez y la espontaneidad de los niños. Sólo si tengo corazón de niño me atreveré a hablarte como a mi Abbá, mi papá. Es la palabra que usaba Jesús cuando hablaba contigo. No vengo a ti a pedirte nada. Me conformo con que Tú siempre seas mi “papá”. Contigo lo tengo todo.
2.- Lectura reposada del Evangelio Marcos 10, 13-16
Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él». Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
3.- Qué dice este texto bíblico.
Meditación- reflexión
Jesús pone a un niño como modelo. ¿Por qué? ¿Qué cualidades tiene un niño? Veamos:
- El niño, mientras es niño, vive feliz en dependencia del Padre. Su papá es todo para él. Vivir en una gozosa dependencia de Dios, sintiéndonos amados por Él es una buena cualidad del cristiano.
- El niño tiene una enorme capacidad de asombro. Va aprendiendo “asombrándose de las cosas”. Abre sus ojos y estrena la vida cada día. Necesita expresar sus sentimientos “jugando”. A los mayores nos hace mucho daño la costumbre, la rutina, el tedio, el aburrimiento.
- El niño sólo tiene una ley: crecer. Es feliz teniendo un año más. En cambio, los mayores no crecemos, no evolucionamos, nos entristecemos al cumplir un año más. La mirada del mayor está puesta en un pasado nostálgico; en cambio la mirada del niño está en un futuro esperanzador. Y como el niño no tiene pasado, no tiene prejuicios, no tiene clichés, no juzga a nadie. Todas las personas pueden ser “sus tatos”, sus amigos. La vida se les llena de luz, de transparencia, de fragancia, de primavera,
Palabra del Papa
“Lo que quería decir resulta muy claro si recordamos el episodio sobre los niños presentados a Jesús «para que los tocara», descrito por todos los evangelistas sinópticos. Contra la resistencia de los discípulos, que quieren defenderlo frente a esta intromisión, Jesús llama a los niños, les impone las manos y los bendice. Y explica luego este gesto diciendo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Los niños son para Jesús el ejemplo por excelencia de ese ser pequeño ante Dios que es necesario para poder pasar por el «ojo de una aguja», a lo que hace referencia el relato del joven rico en el pasaje que sigue inmediatamente después. Poco antes había ocurrido el episodio en el que Jesús reaccionó a la discusión sobre quién era el más importante entre los discípulos poniendo en medio a un niño, y abrazándole dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí». Jesús se identifica con el niño, Él mismo se ha hecho pequeño. Como Hijo, no hace nada por sí mismo, sino que actúa totalmente a partir del Padre y de cara a Él”. (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, segunda parte, p. 7).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)
5.- Propósito: Vivir este día con “alma de niño” es decir, con sencillez, alegría y capacidad de asombro.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor, por esta bonita lección que me has dado. Quiero pasar por la vida con mi corazón de niño, amando a todos, disfrutando de todo, sintiéndome feliz al poder recibir de ti ese “abrazo” que un día diste a aquel niño. Que no entre en mí nunca la apatía, el aburrimiento, la desgana, el desinterés por la vida.