Las consecuencias de la pandemia, la guerra en Ucrania, la subida de precios y el encarecimiento de los costes energéticos hacen que en muchos hogares no puedan encender la calefacción, alimentarse debidamente o hacer frente a gastos escolares. Así lo vive Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón que durante el presente año, y solo en los programas de acogida, ha realizado 5.158 atenciones y/o ayudas y las de urgencia y primera necesidad han aumentado un 28 por ciento. Y no solo eso. Porque la cronificación o enquistamiento de situaciones de pobreza y exclusión social no solo pasan factura a nivel económico, sino también emocional y Cáritas se ha hecho presente en el acompañamiento e itinerario individualizado centrado en la persona, para llevar a cabo un seguimiento periódico de modo que los más vulnerables no estén solos.

Por eso también, las áreas que trabajan se han fortalecido sustancialmente. Un ejemplo: el programa de empleo incluye actividades de orientación, formación e intermediación laboral porque sus participantes son de bajo nivel formativo y con un 67 % de escasa cualificación profesional. Este año se han insertado laboralmente 142 personas. También se incide en apoyo a la infancia, fomento de la autonomía en población mayor, así como en personas dependientes y alojamientos alternativos y temporales, entre otros.

Los diferentes programas y proyectos han llegado a casi 1900 hogares pero hace falta «un fuerte apoyo económico tanto de administraciones públicas y privadas, como de socios y donantes, necesarios estos recursos para poder atender a todos aquellos que lo necesitan y que quedan fuera del sistema», explicó la directora diocesana de Cáritas de Barbastro-Monzón, en la presentación de la Campaña de Navidad. Porque las ayudas públicas «no llegan a todo, hay personas que no cumplen sus requisitos aunque estén en situaciones muy empobrecidas, es complicado el trámite de las citas, el colapso y la tardanza en responder y con suerte aprobar, y existe la dificultad añadida de que casi todas son vía telemática», repasó Amparo Tierz.

Más contundente fue el obispo. Mons. Ángel Pérez denunció el recorte de los fondos correspondientes al IRPF y cuyo reparto depende del Gobierno de Aragón, que se ha traducido en 60.000 euros menos para Cáritas Diocesana. «Cáritas tiene la conciencia clara de que es una opción subsidiaria. Es decir, nosotros llegamos donde no llegan los que tienen que llegar, que son las administraciones públicas, que recaudan dinero, que es nuestro dinero, y a ellos les toca administrar. Yo lo digo con toda humildad, pero también con toda claridad y realismo», manifestó. «Por lo tanto, yo doy las gracias a quienes de manera solidaria, humilde, sencilla, aporta su euro. Y con ese euro, cinco, diez o lo que sea, haremos milagros como lo está haciendo Cáritas en este momento. Yo quiero concienciar al pueblo de Dios de que lo que entrega a Cáritas va directamente a la gente que lo necesita«, concluyó.

“Solo el amor lo ilumina todo”

La Campaña de Navidad de Cáritas nos recuerda que solamente el amor es capaz de dar luz y sentido a nuestra existencia. Solo un estilo de vida basado en la verdad que somos, aquello que llena de verdad nuestro corazón y nuestros anhelos, es lo que nos conduce a la felicidad que buscamos, vivir desde la esperanza que cada día nos empuja a superarnos y hacernos más humanos. Por eso, al presentar esta campaña Cáritas pide solidaridad para atender a los más vulnerables al tiempo que renueva su compromiso con ellos. «Sabemos que cada informe que realizamos, cada cifra o cada dato cuentan la historia de personas reales con voz y alma, que luchan por recuperar su dignidad, sus derechos, su lugar en la sociedad. Pero en estos tiempos tan complejos, la tarea no es tan sencilla», subrayó Amparo Tierz.