La Archidiócesis de Zaragoza ha presentado hoy, 7 de mayo, a las 12:00 h., en la sede del Centro de Acogida familiar Agustina de Aragón, conocido como «Duchas y lavadoras» (C/ San Blas, 37, sótano), la campaña «Xtantos». Esta campaña, que se realiza anualmente desde la Conferencia Episcopal Española, tiene como propósito hacer una llamada a la colaboración y agradecer a todos aquellos, creyentes y no creyentes, que marcan la ‘X’ en su Declaración de la Renta ayudando a sostener la labor de la Iglesia Católica.
En el caso de la Archidiócesis de Zaragoza, la campaña se ha concretado en la presentación de cuatro realidades sociales de la diócesis sostenidas con la financiación procedente de esa «X», como son el Centro de Solidaridad de Zaragoza, Pastoral Penitenciaria, Centro Faro y Duchas y lavadoras.

El evento ha contado con las intervenciones del vicario general de la Archidiócesis de Zaragoza, Rubén Ruiz, quien ha destacado la labor de la Iglesia con el propósito de «ayudar y dignificar a las personas», más allá de juzgarlas, y su objetivo de «devolverles la esperanza». Ruiz ha agradecido el trabajo de los agentes de pastoral, voluntarios, consagradas y sacerdotes.

Después, ha sido el turno del ecónomo de la Archidiócesis de Zaragoza, Joaquín Abellanas, quien ha hablado de los «bienes espirituales» y la «caridad, como constitutiva de la Iglesia, al igual que lo son el culto, el clero y el apostolado», mencionando el apoyo económico a través del 0,7% de la declaración de la renta, que asciende a 165.442€ destinados a lo social.

A continuación, cada uno de los portavoces de las realidades sociales seleccionadas ha explicado brevemente la misión y el funcionamiento de su realidad.

Araceli Chacón señaló que Centro Faro, del que es miembro del equipo coordinador, es un centro de ayuda y orientación en los problemas humanos, una obra diocesana sin ánimo de lucro, con la vocación de acompañar a las personas en momentos de dificultad emocional, personal relacional ofreciendo un espacio de escucha, orientación y apoyo humano y profesional. Enfatizó que «cada historia cuenta» e hizo un llamamiento a la sociedad, las instituciones y la ciudadanía para sensibilizarse con «una realidad que muchas veces se sufre en silencio».

Javier Muñoz, delegado de la Pastoral Penitenciaria diocesana, describió la labor de esta en los centros penitenciarios, con el soporte de dos ejes, los capellanes y los voluntarios que ofrecen programas diarios, apoyo en el hogar mercedario, visitas a los privados de libertad en el Hospital Miguel Servet, el programa de salud mental, y las salidas terapéuticas que realizan con algunos de los presos a lugares como Lourdes, los Pirineos, Huesca y Torreciudad.

Jesús Sánchez recordó que el Centro de Solidaridad de Zaragoza, impulsado por la Archidiócesis hace casi 40 años a través del programa Proyecto Hombre importado de Italia, inició su labor en respuesta a la epidemia de la heroína y la falta de recursos públicos. Desde entonces, se ha adaptado continuamente a las cambiantes realidades de patología adictiva, extendiendo su atención a las familias de los afectados. Hoy en día, sus servicios son reconocidos por la administración pública como sociosanitarios de carácter público, universal y gratuito, gestionando dos unidades de atención y seguimiento de las adicciones en la ciudad de Zaragoza a la que acuden también personas que pueden provenir de toda la provincia de Zaragoza que atienden a más de 900 personas al mes con un seguimiento de carácter individual, de carácter grupal, de carácter familiar y desde una perspectiva biopsicosociall, además de ser la única entidad en Aragón que gestiona una comunidad terapéutica residencial para pacientes con patología adictiva.

Con iniciativas tan valiosas y necesarias como el Centro de Solidaridad Zaragoza, Pastoral Penitenciaria, Centro Faro y el esencial «Duchas y Lavadoras», la Archidiócesis de Zaragoza demuestra un compromiso tangible con los más vulnerables. Para que estas manos tendidas puedan seguir ofreciendo esperanza, dignidad y apoyo a quienes más lo necesitan, la colaboración de cada ciudadano es fundamental. Tal y como recordaba el vicario general al inicio de este acto, «un gesto tan sencillo como marcar la «X» en favor de la Iglesia Católica en la declaración de la renta se traduce en recursos vitales que permiten mantener y expandir estas obras de caridad, multiplicando el bien y construyendo una sociedad más justa y solidaria. No dejemos que la esperanza se apague; marquemos la «X» y seamos parte activa de este compromiso».