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Jesús fue llevado al cielo

Pedro Escartín
1 de junio de 2025

Un café con Jesús. Flash sobre el Evangelio del VII Domingo de Pascua-Ascensión del Señor – C – (01/06/2025)

Hoy el párroco ha pedido que estemos atentos a la primera lectura (Hch 1, 1-11) y al evangelio (Lc 24-46-53). Los dos textos fueron escritos por san Lucas y dicen que Jesús fue llevado junto al Padre. Además, uno de ellos nos advierte que no nos quedemos embobados mirando al cielo, sino que acojamos al Espíritu, fuerza de lo alto, que Jesús nos envía. En adelante, el Espíritu, junto con los Apóstoles, será el protagonista de su presencia entre nosotros…

– ¡Qué hermosamente expresó Fray Luis de León nuestra orfandad, en su “Oda a la Ascensión”! -he exclamado sonriendo al tener a Jesús delante: «¡Ay!, nube envidiosa / ¿Do vuelas presurosa? / ¡Cuán rica tú te alejas! / ¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!».

– En la tierra, Fray Luis fue místico y poeta, y en el Reino seguirá siéndolo, aunque ahora no podáis disfrutar de nuevos versos suyos -me ha replicado-.

– Pero los que nos dejó ¡son tan expresivos! Déjame que una vez más te diga con esta estrofa suya que tanto me emociona: «¿Qué mirarán los ojos / que vieron de tu rostro la hermosura, / que no les sea enojos? / Aqueste mar turbado / ¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto / al viento fiero airado? / Estando tú encubierto, / ¿qué norte guiará la nave al puerto?» -he seguido diciendo con la taza de café en mi mano y he tomado un sorbo al terminar la estrofa, mientras Jesús me miraba con sus ojos risueños y condescendientes-.

– Todavía me conmuevo al recordar el aprecio que demuestran sus palabras, y bien sé que fueron palabras sinceras -ha reaccionado Jesús-. Además, me vienen al pelo para recordarte algo que no debes olvidar. Fray Luis se preguntaba quién iba a guiar la nave al puerto cuando yo no estuviera visible a vuestros ojos y, por si te lo sigues preguntando, te repito lo que dije a los Apóstoles antes de ser llevado al cielo: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra». ¿Quién piensas tú que, desde entonces, guía la nave de la Iglesia que se echó a la mar cuando yo ya no estuve visible a vuestros ojos?

He vuelto a apurar mi café antes de responder:

– ¡El Espíritu Santo!, sin duda alguna. Lo hemos palpado en las últimas semanas a propósito de la muerte del papa Francisco y la elección del papa León. ¿Quién podía pensar que estos acontecimientos eclesiales movilizarían a tantísimas personas en pleno siglo XXI?

– Sin embargo, no te fíes de las masas -me ha advertido-. Cuando entré en Jerusalén montado sobre un pollino las masas clamaban: “¡Hosanna el que viene en nombre del Señor!” y unos días más tarde una masa, convenientemente manipulada, también clamaba ante el Gobernador romano: “¡Crucifícalo!” La impaciencia y el atractivo del triunfo inmediato os lleva a sacar conclusiones precipitadas. Recuerda que, en el día de la ascensión, mis discípulos me preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?». Y tuve que decirles: «No os toca a vosotros conocer los tiempos que el Padre ha establecido». También ahora te digo: Sé dócil al Espíritu Santo y confía en que no he dejado a mi grey en este valle hondo y oscuro, con soledad y llanto.

– Así lo haré y gracias una vez más por tu presencia vivificadora -le he dicho mientras iba a pagar la consumición-.

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