Quizá cuando salga esta colaboración ya no sea de actualidad. Ojalá el problema esté solucionado.

Se está hablando en los medios de comunicación de los inmigrantes que están llegando a Canarias y de las “devoluciones en caliente”, muy lejos ya de la llegada del Acuarius a Valencia, tan cacareada también por los medios.

La ministra de Exteriores ha estado en Senegal para pedir al Gobierno que no dejen salir tantos emigrantes del país. Supongo que ha estado solo en Dakar, alojada en un buen hotel y reunida en algún palacio para tratar de convencer al Gobierno que se quede con su gente, que aquí, en la España rica, no tienen cabida.

Y seguramente no ha estado en SamSam; yo sí.

SamSam es un poblado a una hora de camino en autobús desde Dakar. Las calles son de tierra y cuando llueve (tres meses al año), todo se inunda; no hay alcantarillas y la suciedad sale a la superficie; no hay trabajo; la mayor parte es analfabeta; no hay servicios; no hay futuro. Entonces ¿No tienen derecho a buscar una vida mejor para ellos y sus familias? Si vivieran mejor ¿Arriesgarían todo lo que arriesgan, incluso la vida?

Dentro de esta pobreza personal e institucional unos grupos de niñas pueden tener alguna posibilidad: una religiosa, Regina, de la congregación hermanas del Niño Jesús, recoge niñas analfabetas, ya sean católicas o musulmanas; (en Senegal solo un cinco por ciento son católicos), durante tres años les enseña a leer, escribir y hacer cuentas. Después, unos grupos  aprenden a coser y bordar y otros grupos cocina y restauración. Todo con el propósito que en un futuro sean mujeres independientes en un país de cultura patriarcal. Es un proyecto financiado en parte por Manos Unidas.

No sé si habría escrito sobre esto si no hubiera visto en Instagram el video del Heraldo de Aragón en que se veía en directo los disparos de la policía a un hombre que, por las imágenes, parecía haber sido abatido. Tengo que confesar que no he sabido distinguir de donde era, pero por los varios comentarios no he dudado que era extranjero. Todos sin excepción, eran racistas en grado sumo; desde que ya no es seguro transitar por esa calle, tratarlo de delincuente y que hay que despachar a todos a “cajas destempladas” a su país de origen y más.

Tengo el corazón encogido. Yo fui emigrante en los años sesenta y sé lo que es, aunque ni por mucho sufrí lo que ahora sufren. Yo, al menos, no tuve que arriesgar la vida; y como yo muchos españoles. Unos fuimos emigrantes económicos y otros exiliados y refugiados ¿Así nos acogieron a nosotros cuando salimos a buscarnos la vida?

El día de la fiesta de Cristo Rey el Evangelio nos decía “…. fui extranjero y me (o no me) acogisteis …” ¿En qué grupo estaremos?

Las fotos que ilustran esta colaboración son de SamSam. Doy fe porque no están sacadas de ningún archivo ni de ninguna revista, sino que me las ha enviado la hermana Regina que vive y trabaja con esta gente que, nosotros, la España rica, queremos devolver en caliente a quien se atreva a cruzar la frontera. Y me pregunto ¿Tendría valor la señora ministra de pactar con el Gobierno de Senegal si viera como viven estas personas? Hay que tener en cuenta que al mismo tiempo que a Senegal, el ministro Ávalos iba a pactar con el Gobierno de Marruecos. También he estado en Tánger y he visto los ojos de tristeza y como llegan al país después de las terribles travesías que han vivido hasta llegar allí.

Y los gobiernos se gastan ingentes cantidades de dinero en impedirles llegar a “su” tierra prometida. Y digo yo que se podrían gastar ese dinero en Ayuda Oficial al Desarrollo que desde la crisis de 2008 se está reduciendo hasta quedar muy por debajo del famoso 0,7 % prometido. Al que, dicho sea de paso, en España nunca se llegó. Cuando las personas tienen la posibilidad de un futuro más o menos digno, no se mueven de su casa o país. Merecen que les ayudemos a vivir como personas. En ellos ayudamos a Jesucristo. Muy claro nos lo dejó dicho.