Sin procesiones ni tambores, la Semana Santa sigue en nuestro calendario, en nuestra mente y en nuestro corazón. Y además, podemos alimentarla y enriquecerla conociendo algunos vestigios que hoy, en 2021, nos hablan de lo que que ocurrió hace dos mil años, del gran misterio y de nuestra salvación.
Siguiendo la cronología de lo acontecido en los días de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, podemos hacer un recorrido por algunas localidades de la provincia zaragozana que guardan algunas reliquias, réplicas o figuras, capaces de evocar el milagro y el misterio de la misión última de Cristo en la Tierra.
Daroca y el jueves santo
Sergio Pérez, párroco de Santa María de Daroca, templo que custodia los Sagrados Corporales de Daroca desde el s. XIII, recuerda que «el milagro ocurrió en el Castillo de Chío (Luchente-Valencia) el 23 de febrero de 1239. El Santísimo Misterio es un paño de lino en el que se contemplan las seis formas que consagró Mosen Mateo, cura darocense, en el Castillo de Chio en la celebración de una Eucaristía previa a una batalla contra los musulmanes en plena reconquista. Sergio también afirma que «la Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia (san Juan Pablo II) por tanto, adorar los Sagrados Corporales supone vivir la fe y la comunión eclesial que se alimenta y fortalece en la Eucaristía».
Caspe y el viernes santo
Desde la cofradia del Santísimo Sacramento y de la Vercruz, aseguran que «Caspe venera y guarda desde hace 625 años, un fragmento de considerables dimensiones de la Cruz de Jesucristo» y añaden que «para los caspolinos la Vera Cruz encierra todo el simbolismo de la Pasión y Redención de Jesucristo que se hace patente en el Oficio de Viernes Santo con la Adoración de la Cruz. En este caso no es la adoración de una imagen o réplica de la cruz, es la misma Cruz en la que estuvo clavada la redención del mundo como proclama la liturgia del oficio».
Campillo de Aragón y la Sábana santa
En la iglesia de Campillo de Aragón se conserva una copia de la Sábana Santa idéntica a la de Turín. Su párroco, Melance, señala que «la reliquia con su valor tan inestimable, es capaz de excitar la devoción y el amor de los fieles. Todos los sufrimientos de Cristo desde Getsemaní hasta el calvario están plasmados en este cuadro patético, único, impresionante, que nos da la idea más exacta del gran amor de Cristo hacia todos los hombres, por quienes no dudó en dar su sangre y su vida».
Zaragoza y el Domingo de Pascua
Isabel Carretero, canonesa del Santo Sepulcro, relata que «frente a Cristo en el sepulcro, se encuentra la Iglesia del monasterio donde una imagen de Cristo Resucitado preside el retablo. Y él, vencedor de la muerte, muestra sus heridas gloriosas. ¡Ha resucitado tal como lo había anunciado! La mañana de Pascua cambió la historia humana. La muerte había sido vencida. Cada Pascua nos renueva, nos vivifica, nos devuelve la alegría profunda de que estamos llamados a resucitar con Cristo, a vivir eternamente con El». Y añade: «Las imágenes nos ayudan visualmente a mirar hacia adentro, a revivir el gran Don y Tarea de nuestra fe cristiana. Feliz Pascua».