Fallece el sacerdote Alfredo Magallón Rivas

Diócesis de Tarazona
31 de marzo de 2020

Comunicamos con dolor que D. Alfredo Magallón Rivas ha fallecido esta mañana, a la edad de 77 años, en la residencia de Tobías en Zaragoza.

D. Alfredo Magallón nació en Tórtoles el 18 de marzo de 1943 y fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1966.  Empezó su ministerio sacerdotal siendo coadjutor en la parroquia de Illueca, para después hacer realidad su espíritu misionero en Burundi desde 1974 a 1979.

Al regresar a la diócesis, estuvo encargado de las parroquias de Bordalba, Cabolafuente, la Granja de San Pedro, Ariza, Monreal de Ariza, Cetina, Contamina y Godojos. En 1994 llevaba a cabo, de nuevo, la obra misionera a la que el Señor le llamaba. Esta vez trabajando en la misión de Cochabamba (Bolivia) donde permaneció hasta enero de 2003.

Al volver siguió evangelizando en la diócesis de Tarazona en los pueblos del arciprestazgo del Bajo Jalón. Concretamente en las parroquias de El Frasno, Tobed, Santa Cruz de Grío, Inogés, Arándiga para finalizar su trabajo de párroco en Morata de Jalón, Chodes y Purroy hasta su jubilación en septiembre del 2018.

Ocupó puestos de responsabilidad en la diócesis. Fue Delegado Episcopal de Caridad y Promoción Social, director del Secretariado de Misiones, cargo desde el que puso en marcha el Encuentro Misionero de Niños,  y miembro del Consejo Presbiteral y Consejo de Consultores.

En este momento de estado de alarma por el coronavirus que estamos viviendo, resulta doloroso el no poder despedirnos de nuestros seres queridos, pero hemos de acatar las normas sanitarias publicadas respecto a las ceremonias fúnebres. D. Alfredo será incinerado y cuando se levante el estado de alarma y den permiso, comunicaremos día y hora del funeral en Tórtoles.

En nombre de la diócesis queremos agradecer a Dios la vida de D. Alfredo, sus 54 años de vida sacerdotal entregada al Señor en el servicio de la Iglesia a través de sus hermanos, especialmente los más pobres.

Un sacerdote muy trabajador, servicial, abierto a la escucha de la Palabra de Dios, callado, pero con unos pies y manos ardientes por evangelizar, que le llevó a vivir como misionero en Burundi y en nuestra misión de Bolivia. En Cochabamba se le recuerda con mucho cariño, ternura y un corazón agradecido por los años que estuvo compartiendo con ellos los sufrimientos, alegrías y queriendo a sus gentes. En mi última visita a Cochabamba en este mes de enero, pude comprobar como al decirles que D. Alfredo estaba enfermo, su respuesta era un fuerte aplauso y los ojos emocionados cuyas lágrimas ofrecían oraciones.

En todas sus parroquias dejó su huella de sacerdote comprometido, atento a las necesidades del pueblo, y sintiéndose siempre uno de ellos, defendiendo la justicia y la igualdad por encima de todo y uniéndose a los pueblos en su desarrollo.

En sus últimos años en la residencia nos ha dejado ejemplo de fortaleza, valentía y cómo, en silencio, afrontar los sufrimientos e inconvenientes de la enfermedad.

Agradecemos la atención prestada  en el Hospital Clínico, San Juan de Dios y Residencia Tobías de Zaragoza tanto  por los servicios sanitarios como por los Hermanos de San Juan de Dios.  Agradecemos también las atenciones de su familia siempre atenta con él sin dejarle solo en ningún momento de su hospitalización. Por eso entendemos que hoy ante su muerte sintáis pena, por no haberlo podido acompañar en su último suspiro dada la situación de restricciones en las que nos encontramos.

Pedimos también consuelo y confianza desde la esperanza en la resurrección para el Sr. Obispo que ha estado muy pendiente de su estado de salud, y cuya carta de despedida en la que infunde ánimos a los sacerdotes que no podrán estar con D. Alfredo en este momento os dejamos para que la podáis leer; para los compañeros sacerdotes de la residencia que lo han visitado y atendido con especial fraternidad, para las Hermanas de Marta y María de la Residencia Sacerdotal y para todo el personal de la residencia.

Que Dios lo acoja en su regazo, que lo haga ya descansar de su sufrimiento en los brazos de su Hijo y que nuestra madre la Virgen, Santa Apolonia y todos los Santos y Santas de Dios le concedan el descanso eterno.
Descansa para siempre en la paz de Dios, Alfredo.

La eucaristía de la Catedral de mañana miércoles, 1 de abril, a las 9,30h, será ofrecida por el alma de D. Alfredo. Esta misa se retransmite todos los días a través de la página de Facebook de la diócesis.

Javier Bernal. Vicario General

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