Hay dos tipos de pueblos: los que se parecen a las ciudades y los que tienen fecha de cierre. Estos últimos superan el cincuenta por ciento de los municipios aragoneses. ¿Cómo debe mirar esta realidad un cristiano en nuestras coordenadas? Desde luego, es un asunto político, pero no hay que confundir: lo político supera y trasciende las tácticas de los partidos; político quiere decir que afecta al bien común de la sociedad. Pues si afecta a todos, también afecta a la Iglesia.

El obispo de la Iglesia de Teruel

Don Antonio Gómez Cantero, en una carta dirigida a toda su diócesis, y después de más de quince meses de su llegada como obispo, invita a reivindicar una serie de derechos que, en último término, son derechos humanos: “Somos pocos nos dicen. Pero sabemos que tenemos los mismos derechos que el resto de los españoles. Incluso dentro de nuestra Autonomía nos vemos relegados a un segundo plano”.

Don Antonio se refería a cuestiones ecológicas, como la deforestación de la geografía, la desolación de los pueblos “ya enmarcados en el subdesarrollo”, el cierre de las minas, “sin proyectos de reconversión posible”, la asistencia sanitaria obsoleta -falta de medios y de personas-, la fuga de jóvenes estudiantes y trabajadores, un ferrocarril “con trazado decimonónico” y un largo etcétera.

Somos pocos, pero tenemos el mismo derecho que el resto de los españoles

La mujer, dinamizadora social

La comisión que prepara el Gesto Diocesano de Zaragoza también ha recogido esta realidad y lo ha hecho desde un planteamiento ecológico integral, en clave Laudato Si’, comenzando por escuchar a personas que viven en el mundo rural de la provincia de Zaragoza. En una mesa redonda, en la que participaron Luis (Bardenas), José Luis (Ejea), Alfonso (Samper de Calanda), Cristina (Fuentes de Ebro), Arantxa (Zuera), Eva (María de Huerva) y Mª Carmen (Alcañiz), coincidieron en que es necesario que en todos los núcleos de población, por pequeños que sean, no solo se viva bien (las relaciones son más humanas en los pueblos), sino que se pueda vivir decentemente. En este sentido, una de las claves es el importante papel de la mujer para el dinamismo social y el asentamiento de la población. Lamentablemente su empleabilidad es menor y se hace necesario apostar efectivamente por ellas. Otros retos que afronta el mundo rural son las comunicaciones o la PAC, clave para resurgir y mantenerse.

Los católicos y los pueblos

A la Iglesia le corresponde generar comunidad cristiana. Ponerse al servicio de la evangelización conlleva también transmitir esperanza a los habitantes de pueblos que agonizan, ofreciendo testimonio de fe, formación cristiana comunitaria y la celebración del domingo, como verdadero encuentro de la comunidad con ella misma y con Cristo.

Los participantes en esta mesa redonda reconocieron la labor de los sacerdotes en este sentido, “entregados, aunque no siempre reconocidos”. El Gesto Diocesano, que tendrá su colofón en mayo de 2019, sigue caminando y quiere sumarse a la voz de quienes se consagran a dar respuesta a “los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias” de los hombres y mujeres, de las familias que por opción quieren vivir en nuestros pueblos. Para ello, van a proseguir los encuentros y la lectura creyente de la realidad que aseguren una respuesta desde el Evangelio. La carta pastoral de los obispos de Aragón ‘Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo’, publicada en febrero de 2016, sigue siendo un instrumento válido para lograrlo.