El obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo, presidió el domingo 8 de septiembre la eucaristía en la festividad de la Natividad de Nuestra Señora, patrona de las fiestas de Barbastro. En su homilía, don Ángel quiso abrir su corazón en un momento “especialmente delicado” para la Iglesia diocesana y enfatizó la necesidad de respetar la dignidad de su pueblo, al que califica de “humilde y pequeño” pero de “dignidad gigante” y “fidelidad inquebrantable”.
En este sentido, Pérez Pueyo afirmó que ha estado pidiendo el regreso de la Virgen de Torreciudad a su ermita original desde hace cinco años. Según el obispo, el papa Francisco apoyó esta causa durante una visita en diciembre de 2021. El papa se interesó en el sentir del pueblo y, en una carta manuscrita de 2023, le indicó al obispo: «Ángel, no cedás”. Además, en una audiencia pública en la plaza de San Pedro en septiembre de 2024, el papa Francisco le preguntó si la Virgen ya había regresado.
Con el respaldo papal, el obispo decidió reclamar el regreso de la talla románica de la Virgen a su lugar de origen, donde ha sido custodiada por el pueblo durante más de mil años. Pérez Pueyo ha comparado este reclamo con la dignidad que se respeta en otros santuarios marianos como Fátima o Lourdes. Del mismo modo, dentro de su diócesis, otras advocaciones de la Virgen, como las del Monasterio de El Pueyo y el Santuario de Guayente, han permanecido en sus lugares originales.
El obispo también reveló que el camino no ha sido fácil. En una carta del 13 de octubre de 2024, el papa Francisco le advirtió sobre “intrigas mafiosas que están en curso” relacionadas con el asunto. A pesar de ello, Pérez Pueyo ha prometido luchar por su pueblo hasta el final, afirmando que su mayor orgullo es servir a esta “pequeña grey de dignidad gigante”.


7 respuestas
Si funciona bien ¿para qué hay que tocarlo?
Más importante que una talla de la virgen es la fidelidad al Santo Padre de Roma y l obediencia a lo que disponga a través de sus delegados o comisarios plenipotenciarios.
El particular enfoque que viene haciendo d. Ángel de todo esto, me recuerda mucho lo que se lee en el Quijote: «–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. –Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla». Con todos mis respetos.
Mi más profundo agradecimiento a las autoridades eclesiásticas, civiles y militares, gremios y obreros que hicieron posible tal maravilla con ladrillo visto y alabastro, a los donantes de las maravillosas conchas marinas colocadas en la entrada, para ahuyentar al maligno con agua bendita.
Todo es muestra de filial agradecimiento, por la curación de un bebé, al que de mayor debemos agradecimiento por esta estupenda realidad, de AMOR COMPARTIDO A LA SANTISIMA VIRGEN.
Los periódicos regionales informan a fondo, he podido leerlo y así informarme bien.
Gracias, gracias y gracias.
Con el crecimiento de la devoción a la Sma. Virgen de los Ángeles de Torreciudad en este medio siglo, veo que hay más espacio para venerarla en el templo que construyeron, que en la antigua ermita. Los dichos populares son muy sabios, hay 1 que me parece vital para las personas de bien que deberíamos hacer nuestro: ES DE BIEN NACIDOS, SER AGRADECIDOS. Cuando leemos la historia de la ermita, su acceso a pie o en cabalgaduras. El estado más bien ruinoso en el que estaba la ermita y la suciedad acumulada en la talla, pienso que es muy de agradecer para los maños de Barbastro, el cuidado que han tenido con la talla de la Virgen, sustituyendo la capa de mugre por pan de oro, y reformando la ermita. Ello implica verdadero amor, además de los gastos que conllevaría hace ya más de medio siglo. Mi corazón mariano me lleva a valorar que 6.000 personas puedan honrarla a la vez y celebrar La Jornada de las Familias, confronten la prensa de la región y comarca, sin despeñarse, ni tener que subir en cabalgaduras.
Ud. tiene toda la razón. Don Miguel. ¡Qué sabio era Cervantes!!!!
Tengo inmenso cariño y especial devoción por la Virgen de Torreciudad. Durante 26 años la he visitado anualmente en promesa que le hice a Ntra. de Torreciudad en una situación de salud gravísima de mi hijo Alejandro.
No entiendo nada lo que está pasando y pido a la Virgen que interceda en esta absurda situación y no se resienta para nada su devoción y siga siendo lugar de conversión para tantas almas como ha sido siempre.
Por favor, que siga siendo lugar mariano de singular peregrinación. Si algo tiene que cambiar que sea para mejor. Que a nadie aparte de la Virgen esta desagradable situación; al contrario, que salgamos fortalecidos. Como los primeros cristianos: querámonos como hermanos.