Culminamos nuestro repaso a las cinco delegaciones de nuestra diócesis, hoy lo hacemos con la de la Misión. Pilar Martín, su delegada, nos explica en que va a consistir la acción o acciones diocesanas para este año litúrgico-pastoral: «el sanador sanado» y nos presenta algunos retos personales.

Me llamo Pilar Martín todo el mundo me conoce por Pilara, soy esposa, madre y en este momento estoy de responsable en la Delegación de la Misión. Mi actividad laboral la desempeño como enfermera en el Hospital Obispo Polanco en la unidad básica de prevención de Teruel. Este año me he dedicado al cuidado de los profesionales sanitarios que han estado al lado de los enfermos en este tiempo de pandemia.

La Delegación de la Misión se encarga del mundo de la entrega, la forman misiones, ecumenismo y diálogo religioso, migraciones y cultura, pastoral del anciano y pastoral de la salud donde se encuentra la Hospitalidad de Lourdes. En este momento la Delegación de la Misión os plantea un desafío este año que tenemos que vivir como Comunidad Orante Peregrina y Apostólica, el desafío es sencillo: ¿te consideras apóstol?. Creo que es una pregunta muy interesante donde en principio la gran respuesta, en este momento, sería si como creyente estamos escondidos y con miedo a la pandemia, quiero decirte que en el fondo en este tiempo, más que nunca, tenemos que ser testigos de Esperanza como nos ha dicho la Delegación del Encuentro. Es un desafío donde primero tenemos que plantearnos como personas dónde queremos estar en esta Iglesia Diocesana de Teruel y Albarracín. Es un gran momento puesto que se han reestructurado las delegaciones y en este momento somos cinco delegados los que nos encontramos con el consejo de la diócesis y tenemos un proyecto muy interesante para poder llevar nuestra Iglesia hacia delante. Es cierto que en todas las encrucijadas que hemos vivido durante este año, la pandemia ha hecho cuestionarnos muchas cosas, se dice que en tiempo de pandemia Dios ha desaparecido y nada más incierto porque Dios ha estado presente en la vida de los enfermos, de los familiares y de aquellas personas que han estado cuidándoles.  Pero es verdad que tenemos un reto: ¿dónde queremos estar nosotros? Y  ¿dónde queremos vivir esa entrega desde el amor a Dios?. Principalmente si queremos ser testigos, queremos anunciar el Evangelio que eso es ser apóstol, queremos ser comunicadores de la resurrección de una manera creativa, vamos a empezar diciéndoles a las personas de nuestro entorno que somos creyentes y que el amor de Dios es quien nos mueve.

La Delegación de la Misión tiene una acción pastoral que sería “el sanador sanado”, en principio queremos cuidar de los testigos que se encuentran al lado de los que lo están pasando mal en este momento. Hay diferentes acciones y sería buscar a personas que quisieran acercarse a esos enfermos, ancianos, a esa gente que se encuentra en situación de tener que estar acompañados y tener que presentarles la palabra de Dios y poder convivir con ellos en su entorno. También es cierto que habría que presentarles la figura de San José, el gran cuidador, el cuidador de María y Jesús en su vida como entrega, y es un ejemplo al que todos podemos tener presente en nuestra vida. La delegación querría en primavera hacer un encuentro interreligioso donde al final todos tuviéramos acogida, todos pudiéramos hacer una comunidad fraterna para poder entendernos y luego, como no, tener presentes a los ancianos que en este tiempo han vivido una situación de soledad. En estos momentos tenemos a la población que está vacunándose y eso va a ser testimonio de esperanza pero nosotros como creyentes tenemos que estar al lado de quien nos necesita y ponernos al servicio de nuestras comunidades parroquiales, en nuestros grupos y en nuestra vida cotidiana, con lo cual os invito a que os planteéis el desafío, si queréis ser testigos, si queréis ser apóstoles y acercaros a cualquier lugar donde este presente el señor y seréis necesarios y útiles para poder servir a otros.