El sufrimiento de estos tres eses de alarma ha sido terrible: el del personal sanitario; el de las cuidadoras de ancianos; el de las personas que han muerto en soledad; el de sus familiares que han vivido angustiados; el de las personas que han perdido sus trabajos. No hagamos que tanto dolor haya sido en vano.
En esta crisis, como en las anteriores, el efecto Mateo ha sido incuestionable, pues los que más han perdido en términos socioeconómicos, han sido los que partían de una posición de mayor vulnerabilidad.
La paralización de la economía ha supuesto una rápida subida del desempleo, el aumento del número de hogares sin ingresos, la cronificación e incorporación de nuevas familias a la pobreza severa.
Esta crisis ha venido a agravar la delicada situación de la vivienda, las posibilidades de la conciliación laboral y familiar, el acceso a tecnología adecuada para evitar la brecha digital, el rendimiento escolar, la mayor fragilidad de las personas mayores, el sinhogarismo y el hacinamiento en los clubes o pisos, sin ingresos, sin alimentación y sin posibilidad de pagar las deudas contraídas de las mujeres en contexto de prostitución.
Si bien, durante estos meses, se han reforzado los lazos familiares. La familia supone un colchón de apoyo, eso sí, cada vez menos mullido.
Nuestra Cáritas desde mediados de marzo hasta el fin del estado de alarma ha estado al servicio de los más necesitados. Esta ha sido nuestra actividad más significativa:
Fecha | Del 23/03 al 21/06 |
Intervenciones realizadas | 943 |
Familias en el economato | 173 |
Personas sin hogar y transeúntes en albergue | 38 |
Ayudas de alquiler | 50 |
Ayudas de farmacia | 101 |
Ayudas calefacción y gas | 31 |
Reparto de alimentos | 607 |
Viviendas ocupadas | 5 |
Las lecciones de la anterior crisis nos ayudan a orientar mejor nuestras respuestas. Intentamos trabajar con el objetivo de conseguir una sociedad mejor al servicio del bien común.
Estamos siendo canalizadores de una corriente social de solidaridad pocas veces vista, que nos hace crecer en responsabilidad a la hora de gestionar los recursos que nos confían donantes privados, empresas colaboradoras y administraciones para remediar las condiciones de precariedad a las que se enfrentan miles de personas vulnerables. Agradecemos su confianza, que la asumimos con criterios de control austero de los recursos y el compromiso con la transparencia.
Vivimos tiempos de incertidumbre. Se nos caen las certezas que teníamos. Se constata que lo único permanente es el cambio.
“Hoy es el primer día del resto de nuestra vida”. Una vida nueva se nos presenta, debemos prepararnos para este cambio. La preparación es clave para el éxito. Un cambio de perspectiva es fundamental para encarar un mundo mejor, en el que nadie quede excluido.
Debemos, como siempre, hacer autocrítica como sociedad y abordar los retos estructurales que se nos han manifestado en esta pandemia. Es imprescindible mejorar la capacidad de análisis, de interpretación y actuación de nuestra sociedad.
En Cáritas apelamos al esfuerzo y compromiso de todos, debemos ser constructores de solidaridad, promotores de fraternidad y forjadores de esperanza. Es el momento de ayudar y de sumar esfuerzos.
Compartimos las palabras del Papa Francisco: “La globalización de la indiferencia seguirá amenazando y tentando nuestro caminar…. Ojalá nos encuentre con los anticuerpos necesarios de la justicia, la caridad y la solidaridad. No tengamos miedo a vivir la alternativa de la civilización del amor, que es una civilización de la esperanza: contra la angustia y el miedo, la tristeza y el desaliento, la pasividad y el cansancio. La civilización del amor se construye cotidianamente. Supone el esfuerzo comprometido de todos. La acción individual no es una acción aislada porque todo está conectado”.
Juan Marco Deler
Director de Cáritas Diocesana de Teruel