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Daroca, una custodia viviente y eterna

Diócesis de Zaragoza
31 de mayo de 2018

Hoy, jueves 31 de mayo, Daroca celebra su fiesta más importante, la del Corpus Christi. Por este motivo, el párroco de la localidad, Sergio Pérez, escribe una carta de alabanza al acontecimiento que la convirtió en símbolo del misterio del Santísimo Sacramento: el milagro de los Sagrados Corporales.

San Manuel González, gran apóstol de la eucaristía, no entendía un cristianismo sin eucaristía y sin sagrarios acompañados. Él pensaba que la semilla de la fe nacía y maduraba a la luz de la lámpara del sagrario y que nuestro ser apóstoles era un ir y venir del sagrario al prójimo. Estas intuiciones, recogidas en sus obras y en su espiritualidad, están también contempladas en el magisterio de la Iglesia.

El Concilio Vaticano II nos recordó que la eucaristía es “fuente y culmen de la vida cristiana” (LG 11) y san Juan Pablo II afirmó que “la Iglesia vive de la eucaristía” (EE 1). Nos sirvan estas dos simples pinceladas en el magisterio vivo de los santos y en el magisterio actual de la Iglesia para situarnos frente al gran tesoro de la Iglesia que es la eucaristía.

Un gran tesoro que a lo largo de la historia y en su designio salvífico ha sido recibido por almas sedientas de eternidad. Pero Dios no sólo ha querido manifestarse en la eucaristía, celebrada, adorada y vivida por los creyentes sino que de manera extraordinaria ha querido recordarnos su presencia real en el sacramento de la caridad para atraernos más si cabe a él, en numerosos milagros eucarísticos que han acontecido a lo largo de la historia de la Iglesia.

Daroca es lugar de peregrinación para numerosos amantes de la Eucaristía

Daroca es, desde el 7 de marzo de 1239, en que los Sagrados Corporales llegaron a la ciudad de los siete sietes, custodia viviente y eterna de la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Por gracia del cielo, como cantan con fervor los darocenses en la jaculatoria eucarística, vino el Santísimo Misterio a Daroca y desde entonces transformó la historia, la vida y la fe de todos los darocenses y de la multitud de peregrinos que desde el S. XIII acuden a venerar el Sagrado Paño.

Daroca, la perla del Jiloca, cantada de esta manera durante la Edad Media, custodia desde 1239 el Sagrado Corporal que contiene las seis formas consagradas que mosén Mateo, sacerdote de Daroca, guardó bajo una roca en un paraje cercano al Castillo de Chio (Luchente – Valencia) al ser sorprendidos en el momento de distribuir la comunión por el ejército musulmán. El Sagrado Paño descubierto ensangrentado al volver de la batalla llegó a Daroca a lomos de una mula que murió a las puertas de la ciudad, dejándonos a Jesús vivo en los Sagrados Corporales, que entraba en Daroca con la misma humildad y sencillez que entró en Jerusalén.

Daroca es desde aquel día santuario eucarístico y lugar de peregrinación para numerosos amantes de la eucaristía y para creyentes que atraídos por el Santísimo Misterio han ido construyendo un magnífico retablo de fe, cultura, historia, arte y vida bajo el amparo de los Sagrados Corporales.

Daroca es lo que es por la presencia real de Jesús en los Sagrados Corporales, Daroca fue elegida para dar a conocer al mundo que Dios es amor entregado y que desea ser comido y adorado. En su pasado, ligada a la devoción eucarística y en su presente apostando por revitalizar la fe en Cristo Eucaristía, Daroca ha sido puesta en nuestra Diócesis de Zaragoza y en Aragón como llama viva a la que hemos de acercarnos para encendernos de fuego divino que nos empuje a vivir nuestra vida cristiana con renovado entusiasmo.

El milagro eucarístico de los Sagrados Corporales nos anima a seguir trabajando por hacer de la eucaristía un camino de ida y vuelta, un camino de santificación y de anuncio de esperanza para nuestra ciudad y comarca, tan abandonada y despoblada. Daroca, al adorar el Santísimo Misterio, renueva su fe y devoción y descubre caminos nuevos de servicio y misión, de comunidad y de esperanza. Daroca al adorar los Sagrados Corporales edifica la Iglesia y pone en el centro de la Diócesis el gran tesoro de la eucaristía para ser celebrado e imitado.

Autor: Sergio Pérez, párroco de Daroca.

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