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Opinión

Araceli Cavero

Celebraciones

19 de diciembre de 2018

Parece que los números redondos merecen celebraciones especiales. Este mes de diciembre hemos celebrado los cuarenta años de la Constitución Española y los setenta de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dos efemérides de gran trascendencia para España la primera, y para todo el mundo la segunda.

Pero, así como la Constitución se ha celebrado por todo lo alto, y me parece justo pues ha sido nuestra norma de convivencia durante estos cuarenta años, casi nadie o muy pocos se han hecho eco de la Declaración de los Derechos Humanos. ¿Será porque han pasado setenta años y ya lo hemos olvidado? Sin embargo, están muy lejos de hacerse realidad. Todos tienen derecho a la vida y a una vida digna, dice; en cambio hay cantidad de guerras que no conocemos que vulneran ese derecho; se venden bombas a países dictatoriales a cambio de puestos de trabajo; hay más de ochocientos millones de personas que pasan hambre y muchas de ellas mueren por no poder comer; sin contar los millones de abortos que matan a seres inocentes e indefensos. ¿Dónde está el derecho a la vida?

Todo el mundo tiene derecho al trabajo, dice ¿De verdad? Que se lo digan a los parados; a los de larga duración y a los que, a pesar de su esfuerzo no lo encuentran, ni siquiera por primera vez.

Todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, dice. Entonces ¿Porqué se permiten los desahucios? ¿No tendría que haber leyes que protegieran a quienes tienen dificultades? Y ¿Dónde están los legisladores que las tienen que redactar y aprobar? Y así podríamos seguir con todos y cada uno de los derechos.

Pero volviendo a la Constitución. He oído cómo muchos de las generaciones posteriores a su aprobación, la critican. Quiero pensar que es porque no vivieron aquel tiempo problemático, pero ilusionante. Difícil, pero expectante ante un futuro que se abría ante nosotros lleno de incógnitas. Fue para mi un tiempo admirable por el espíritu de concordia que animaba a todos. Cómo los responsables de redactarla fueron capaces de ponerse de acuerdo, aún cediendo en algunos aspectos importantes para ellos, para presentarnos un texto que facilitara la convivencia entre todos los españoles ¿Es hora de reformarla? Posiblemente hay aspectos que haya que poner al día. Porque no tiene nada que ver estos tiempos con los que se vivieron entonces. Las sociedades cambian y las personas también. Y las necesidades de ahora no son las mismas que las de entonces. Aunque mucho me temo que será tarea muy difícil, si no imposible, que se pongan de acuerdo los responsables, visto el ambiente de crispación que impera en las instituciones. Estamos viendo todos los días las críticas, los insultos, las ofensas, los “y tu más”, muchas veces con una terrible falta de educación en quienes, por ser personajes públicos, debieran dar ejemplo.

Reformar la Constitución sí, pero en los aspectos que favorezcan la convivencia entre todos los españoles. No para dar gusto a una minoría porque es la que más grita y por eso más se deja oír. De otro modo estaremos siempre divididos entre las dos Españas de Machado.

 

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